Él te ama mucho

705 108 144
                                    

Capítulo 36:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 36:

Las mentiras son como una burbuja de jabón no sabes cuánto pueda durar flotando en el aire y cuando pueda explotar.

Después de los grandes disparates que ha dicho el ogro sexy su madre se ve convencida de esta relación llena de mentiras o al menos es mi percepción.

Su madre me miró por unos segundos sonriendo.

—Kagome te gustaría salir a tomar un café conmigo o dar la vuelta a algún lado porque estoy segura que mi hijo no te ha sacado a pasear fuera de esta enorme mansión— dijo señalando todo el lugar con sus manos. ¿Te gustaría?.

Tragué el último bocado de dompling y acepte moví la cabeza en símbolo de aceptación.

En la tarde salimos...

Todo era algo incómodo, ni siquiera sabría de qué hablar con ella. Más mentiras ya no quiero decir porque... Una mentira, genera otra mentira hasta convertirse en un círculo vicioso y toda mentira tiene patas cortas. Eso era lo que siempre me decía Kagura quién diría que ella era experta mintiendo.

Los dejaré solos por un momento chicos, al rato regreso a lavar los platos.

—No es necesario— dije seriamente y la vi salir de la cocina, me giré a mirar al ogro sexy. —¿Por qué le dijiste esas mentiras a tu madre?.

No podía decirle la verdad, además es sólo una mentira piadosa.

Me levanté de la silla inhale y exhale para evitar gritarle.

Las mentiras no generan nada bueno...

—Como dijo una serie de televisión estadounidense llamado "HOUSE".

Yo ni siquiera veo programas de TV de ese estilo.

"Todos mienten"...

En teoría esa frase es cierta pero se puede convertir en un vicio llamado. "Mitomania". 

—Si lo hacen los demás ¿Yo también tengo que hacerlo?— me señale, me di media vuelta y me marche de la cocina.

Decidí encerrarme en mi habitación, estaba nerviosa, casi era la hora de ir con mi suegra y explorar la ciudad, mi ciudad, mi nuevo origen y mi futuro tal vez está aquí.

Daba vueltas y me trueno los nudillos del nerviosismo.

Sentía algo de calor así que me cambié de ropa y me puse un vestido que me llega abajo de las rodillas con círculos de colores.
Y me recogí el cabello con una coleta y un poco de maquillaje en el rostro.

Cerca de las seis ya estaba lista y para evitar que ella fuera a buscarme a la habitación de su hijo me apresure yo a buscarla.

Estaba en la sala sentada sobre un sillón reclinable leyendo "El Conde de Montecristo".

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora