¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 147:
Por mucho que no quiera aceptarlo sé que le pertenezco.
El acto sexual ha terminado, probar un poco de su semen no me haría daño así que lo hice, aquel líquido que cayó sobre mi cuerpo, viscoso embarró el dedo medio y me lo llevé a la boca, saboreado ese placer que lleva dentro...
—¡Qué perversa! Pero me gusta señorita Kagome.
—Lo sé.
—Es hora de irnos.
Yo no quería pero debía aceptarlo así que salí de la Jeep y busque mis prendas para vestirme. Mientras buscaba mi ropa interior, había olvidado que se las quedó.
—¿Me devuelves mis bragas?— extendí la mano para recibirlas.
—¡No!— sonríe con picardía. —¡Me pertenecen!
—No hará conjunto con el brasier.
—Te compraré más.
Le sonrió.
Estando listos, regresamos a la mansión. El olor de nuestros cuerpos nos delatan, no dudo que debemos ducharnos para que no se den cuenta.
La Jeep huele a nuestra escencia, la evidencia de nuestro placer. Me siento feliz y con ganas de más. Me siento estúpida y urgida.
—¿Y si nos damos un baño juntos?— propuse sonriendo. Para ahorrar agua.
No me respondió el atrevimiento y quedé en ridículo.
Cuando llegamos a la mansión, Jaken fue quién nos abrió la puerta, como si nos estuviera espiando o vigilando porque ni siquiera me dió tiempo para tocar el timbre.
—¿Cómo les fue en su trabajo?
—Bien— respondí sin mucho afán y me fui a la habitación.
—¿Y mi madre dónde está?
—En el despacho, no sé que este haciendo.
Tuve curiosidad por saber dónde está mi tío así que regrese a preguntarle pero me dió la misma respuesta no sabía que estaba haciendo, sin embargo no está con mi suegra.
Ahora sí voy al cuarto, busco mi ropa y lo que me pondré, pero estoy algo cansada así que un camisón está bien. Y después dormiré.
Entre a ducha despojando mis ropas, abrí la llave de la regadera y esperar a que el agua estuviera tibia. Tenía la esperanza que él entrara y nos dierámos un revolcón aquí dentro sin embargo no sucederá.
Una vez dentro mojo el cabello para ponerme mi primera porción de shampoo.
Cuando escucho que la puerta del baño se abre. Al principio me dió un susto pero después escuché su voz reclamando.
