Golpes

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Capítulo 92:

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Capítulo 92:

El vuelo se me hizo largo y tedioso y cuando aterriza recogí mi maleta. Hay tanta gente que me es difícil encontrar a Botan en medio de todos aquellos desconocidos y eso es frustrante.

Cuando de repente escucho su voz

¡Ey Sesshomaru!— gritó seriamente. Me acerco a él y extiendo mi mano para saludarlo.
Hola...

Me observa por unos instantes, claramente puedo notar que contempla mi rostro con cierta lastima o melancolía. «¿Acaso es tan notorio mi dolor?».
No quería preguntarle qué es lo que tanto le llama la atención de mi. En cambio le pregunto el motivo por el cuál estoy aquí. Kagome, mi mujer.

Ahora, ¿Dime qué le ha sucedido a ella?. Necesito saber el motivo del por qué no podías decirme aquello que le pasa por teléfono.

Pude notar como su semblante ha cambiado, tenso y muy serio. Mi mente empezaba a imaginar lo peor.

—¿Ya comiste algo?— me pregunta excusándose y tratar de demorar la situación o quizás está buscando la manera adecuada para hablarme del asunto.

—¡No lo he hecho!.

—¡Deberíamos probar algo y en el camino te cuento de Kagome!.

No tuve más remedio que acceder a su miserable propuesta. Cargue mi maleta y le seguí los pasos. Al salir del aeropuerto no pude evitar abrir los ojos de par en par, la ciudad había cambiado en tan poco tiempo. Se ve hermoso. Posteriormente tomamos un taxi y seguía esperando su historia pero no decía nada. Cambiaba de tema y me comentaba cosas que no tenía interés en saberlo, cosas tan simples como el clima. Sin embargo tome mi tiempo para que él me hablara y sino lo hacía en la próxima media hora yo se lo exigiría aunque sea a golpes pero se lo obligaría a hacerlo.

Trate de calmar mi desesperación, ira y frustración, intentando ser cortés. Me llevo a un restaurante algo elegante pero sólo pedí un café latte con caramelo y galletas. Aún me siento algo revuelto del estómago por el exceso de alcohol de estos días.

—¡Háblame de Kagome ahora mismo!— exijo mientras le doy un sorbo al café.

Él respira profundamente. Minutos después llega el mesero con un plato de pollo agridulce.

—Y bueno estoy esperando que me comentes de mi mujer. Pareciera que lo quieres evitar el tema a toda costa.

Se lleva a la boca un pedazo de pollo que muerde con ciertas quejas, pues el vaho que sale de sus labios le está quemando, sin embargo se lo pasa minutos después.

Cruzo los brazos ya enojado.

Al momento de pasarse el bocado decide hablar. Yo lo escucho atentamente.
Kagome no está bien— dice mientras se limpia los labios en una servilleta.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora