¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 163:
Decidí no buscar a mi familia, estos días estando aquí en Tokyo, suena algo egoísta de mi parte, pero no quiero tener que lidiar con los sermones familiares y sé perfectamente que en casa no estaré bien, tendré problemas y ahora que sé que mi bebé no es de mi ex, quiero disfrutar de mi embarazo, al lado de su padre, hoy regresaremos a Las Vegas, ya que la siguiente semana iré a visitar a Mich para que me haga un nuevo ultrasonido. Estoy algo nerviosa, porque ya voy a saber el sexo del bebé y Sesshomaru sigue empecinado que es una niña y yo creo que es niño. La mayoría de las veces siento esos espasmos de sus paraditas, y por las noches le pongo música, cuando me doy un baño hablo con él o ella, no lo hago de frente a mi esposo porque aún me siento culpable por aquellos desdenes que le hice y él creé que soy una gran mujer y futura madre, pero muy en el fondo sé que no lo soy y posiblemente nunca lo seré, además sigo teniendo miedo. Y mucho.
Además Sesshomaru recibió una llamada de su madre diciendo que su padre quiere hablar con él, algo sobre la dichosa herencia. La única satisfacción que tengo es que guardará el secreto de la prueba de embarazo.
Así que preparo las maletas, estos días se me fueron muy rápido y quisiera que fuesen eternas, pero en otro sitio, como Ginebra, España, Italia, Turquía, China, Ecuador, dónde sea. Tan sólo imaginarlo me llena de entusiasmo.
—Deja te ayudo— dijo Sesshomaru detrás de mi. —Debes estar cansada— cogió una camisa mientras la doblaba.
—¡Para nada! Tengo energía, hasta para tener sexo.
—¡No me ande provocando Señorita Kagome, me ha costado resistir tanto tiempo resistir sin tenerte cerca.
Me río, porque yo estoy igual, sólo que no me atrevo a decirlo
Doy un suspiro y me concentro en lo que estoy haciendo.
—Pronto será el cumpleaños de Rin.
—¿De verdad?
La noticia me cayó como bomba.
—¿Le festejarán en el orfanato?
—No...
Esa respuesta me desalienta.
—¿Por qué?
—No es obligación del orfanato. No hay que tener preferencia con los niños.
—Pero ella es especial, es tu protegida.
—Aun así.
«Tal vez la única manera de festejarle su cumpleaños seria adoptando su custodia», pensé con tristeza. Rin para mí es especial desde que la conocí.
