¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 167:
Abrí mi corazón a pesar de las críticas. Cogí el micrófono y decidí hablar.
—Rin, mi pequeña Rin,sé que tu vida no ha sido sencilla, tendrás muchos retos, a veces sentirás que no puedes más, llorarás de desesperación... Pero sabes... No estás sola.
Inhaló aire para continuar La atención del público y todas aquellas miradas pesan sobre mi observando y escuchando mis palabras de manera expectante, en estos momentos me he convertido en la protagonista de mis propios argumentos, y mis propios sentimientos que fluyen como el cause de un río...
—El amor tiene mil formas y millones de colores, llegan de muchas maneras, en está noche con la luna de Septiembre y su gran melancolía hoy te marchas a los brazos de una nueva familia, para protegerte en los días lluviosos y hacerte reír a carcajadas, abrazarte cuando tengas miedo y consolarte cuando llores, en las madrugadas frías te cuenten historias con finales preciosos, por los días calurosos irás al parque y comerás helado. Recibirás amor porque tu padre te espera con tanto entusiasmo. Te amara como en los cuentos de hadas, tu cielo siempre será celeste. Crece y disfruta de aquellas experiencias que están por llegar. Siempre da lo mejor de ti, porque tú discapacidad no es impedimento para tus triunfos, para tu felicidad...
Dirigí mi mirada hacia aquel hombre que escuchaba mis palabras con una expresión de frialdad y decidí hablarle, son saber si era correcto o no.
—Y por favor Naraku no sueltes la mano de esta hermosa pequeña, aprenderán muchas cosas a lo largo de los años...
—Por eso no te preocupes, seré buen padre.
Intento sonreír y continuar, pero me siento algo bloqueada y abrumada porque un nudo en la garganta empieza a seguir.
«Tal vez estaba hablando de más»
—Gracias...
Sin embargo no me arrepiento porque algunas palabras no sólo son para Rin, son para mi niña, porque deseo contarle cuentos al lado de mi esposo, ir al parque un fin de semana y verlos jugar mientras acaricio mi vientre nuevamente abultado sonreír mientras caminamos en la orilla del mar mientras las olas recaen sobre nuestros pies, y cuando crezca llevarla a la escuela y cuando sea una adolescente impedirle que tenga novio porque a papá no le gustaría.
Camine directo a su dirección, nos abrazamos fuertemente mientras escuchaba aplausos y murmullos, las lágrimas se resbalan entre mis mejillas y mi miedo crece aún más como si fuese un mal presentimiento.
—Yo la quiero mucho señorita Kagome...
Sus palabras me calman unos instantes porque creí que abrazaba a mi propia hija y sentía su calor.
