50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)

La frialdad de Sango

Capítulo 106:

Estoy más que furiosa, me enteré que Sesshomaru se había marchado al extranjero. No sé a dónde, lo fui a buscar en la mansión pero el estúpido mayordomo me mandó a la verga pero estoy que pierdo el control lo necesito

Cuando llegue a casa quería matar a alguien, no podía desquitarme con los mocosos de la institución porque es fin de semana.

La poca paciencia que tengo se me va, camino como un potro desbocado dentro de la sala y entonces es cuando decido aventar las botellas de alcohol de mi hermano.
El ruido lo puso alerta y salió rápidamente de su habitación

—¿Qué mierdas haces Sango?— disgustado abrió los ojos como platos cuando me cacha aventando la tercera botella contra la pared. —¿Acaso estás loca?

Interviene a quitarme la botella.

—¡Por supuesto que no!— lloriqueo de rabia.

—¿Por qué descargas tu irá con mis botellas? Son caras estúpida.

—¡Déjame en paz Naraku!

Forcejeamos el quería controlarme y yo quería sacar todo ese enojo y celos envueltos con odio que llevo deprimido. —¿Por qué me dejó por esa puta si yo siempre fui su sumisa incondicional?—reclamo. —¡Yo lo amo tanto! Seguimos peleando pero él logra rescatar la última botella. —¡Cálmate ya Sango!
En un estado de vulnerabilidad abrace a mi hermano con mucha fuerza.
—¡Él me pertenece!

—Te equivocas Sango, Sesshomaru no le pertenece a nadie y tú sabes bien por qué... Deja de sacar tu frustración desquitandote con las pertenencias de otros.

—No puedo más...
Mi hermano se burla de mi después de consolarme por unos minutos con un abrazo que debería ser de otro. El abrazo desaparece segundos después.
—Me sorprende que seas así... O actúes de esa manera porque te desconozco hermanita— seca mis lágrimas con las manos. —La Sango que conozco es más fuerte, más fría y perversa. ¿Qué te ha hecho tan indefensa?.

Automáticamente me viene a la mente aquella mujer, pero preferí mantenerlo en secreto.

—Los hombres también tenemos debilidades, sólo debes buscar cuál es el de mi querido amigo Sesshomaru.

No sé a lo que se refiere con exactitud.

—¡Manténlo cerca de ti, de alguna manera!

—Antes era sencillo, ahora no lo creo.

—Yo puedo ayudarte a recuperarlo.

Eso me sorprendió, ya que nunca he tenido apoyo de mi hermano y ahora quiere ser mi aliado no lo comprendo, pero si eso ayudará a que Sesshomaru regrese conmigo aceptaré su ayuda. Aunque claro algo escondido trama. —¿Cómo piensas echarme la mano?

Mi hermano me da la espalda sus ojos se clavan sobre aquella  vieja fotografía donde aparecemos los tres siendo unos adolescentes. Contemplandola con cierto resentimiento y seriedad. Recuerdo que Sesshomaru había metido varios goles y mi hermano ninguno. Gracias a ello triunfo la academia de fútbol y llegaron a los semifinales. Saca la cajetilla de cigarros que lleva dentro del pantalón y uno se lo lleva a la boca y del abrigo recoge el encendedor para darle vida al pitillo con una inhalación larga. —"Si quieres tener cerca a Sesshomaru debes llamar su atención con algo que le importe".— suelta el humo por la nariz. Al parecer habla en un tono muy serio. Y entonces lo supe inmediatamente, Naraku siempre ha querido todo lo que tiene Sesshomaru, siempre ha querido ser como él aunque lo niegue, su envidia es evidente. No puedo llamarlo su amigo, tal vez solo aparenta serlo. Pero muy en el fondo quiere verlo destruido. Caigo en cuenta de la situación y ahora lo que él quiere poseer o mejor dicho es tener a su mujer, la puta piernas flacas de Kagome

—¿A tí te gusta esa vieja?— cuestione sin pelos en la lengua.

Él crea una sonrisa burlona, no me dice nada. Pero quién se mantiene en silencio otorga sus verdaderas intenciones.

—¡Sólo limpia el puto desorden que has hecho y cómprame unas nuevas botellas sino quieres que le diga a tu amado que lo extrañas mucho— sale de la habitación carcajeandose dejando una estela de humo en la habitación que me pica la garganta.

Me quedo sola un poco más calmada pero sin dejar de llorar porque ¡Ay cómo me duele! Me duele perder su amor porque no sé si pueda volver amar. Con látigos me dió su amor pero no me marcharé yo no sé perder tan fácilmente.
También contemple aquella fotografía no es asunto olvidado a mi puerta nunca volverá sino es Sesshomaru, no será nadie. Acaricio ese cuadro con ternura deslice mis dedos sobre el cristal con su apariencia flacuchenta... Siempre lo he querido y por ello acepte ser su sumisa, recordar cómo lo experimentaba mi cuerpo se prende
No quiero ser su amor por ratos, él es todo mío...

Terminé de recoger todas los vidrios regados pero fui descuidada me rasgue la mano derramando sangre sobre el piso

—¡Carajo!— me incorpore y fui al baño a lavarme la herida, por último me la envolví con una venda y curitas.
Una vez limpia la escena me dirijo cabreada a mi habitación
Aún resuenan en mi mente las palabras que mi hermano me ha dicho.

Necesito vengarme y alejar a Kagome de Sesshomaru porque  necesito recuperarlo, y hacerlo mío, si mi hermano tiene interés en ella aunque no me agrade la idea aceptaré su ayuda, aunque tenga que soportar a esa mujer como nuera lo haré...

La noche había llegado, no tenía sueño, sigo pensando en un plan para que Sesshomaru ponga nuevamente la atención sobre mi, así que me levanté de la cama y ensendi la habitación. Me acerque a mi escritorio y saque una hoja donde pienso anotar las posibles debilidades de mi hombre hice una lista algo pequeña porque las debilidades más potentes son Kagome y aquella chiquilla discapacitada y sino tengo cerca a la esposa, está al alcance la mocosa y si a ella le pasa algo grave o no Sesshomaru regresará de inmediato al orfanato para cuidar a su protegida y si es grave yo estaré ahí cerca de él para consolarlo y ayudar a la chiquilla, verá que soy mejor que su mujer y me pedirá perdón. Regresará a mi con la cola entre las patas y la triunfante seré yo.

Aplaudo por mi inteligencia y audacia porque ya sé que plan inunda en mi cabeza para vengarme de una manera calmada y calladita pero chinga quedito. Al final de cuentas tengo controlada a la chueca y no dirá nada si yo soy la causante de su dolor.

Mañana mismo lo pondré en práctica y antes que cante el gallo, Sesshomaru volverá a mi, estará conmigo para la eternidad y entonces le abriré el paso a mi hermano para que conquiste a la puta y seremos entonces felices los cuatro. Se liberan unas carcajadas de mi interior y vuelvo a la cama para dormir plácidamente.