CAPITULO 90

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Taku cargo con Jay todo el camino, el beta se reía al ver la cara de concentración que traía el alfa, hacía todo lo posible para no hacerle daño, Taku pensaba que habían golpeado también la cabeza de Jay y eso lo preocupaba, no era normal que estuviera tan feliz.

-Pequeño beta ¿Dónde te han golpeado?- Jay señalo su vientre, el alfa seguía sin comprender- ¿Estás seguro? Colt, no te golpeo en otro sitio, dímelo, no te voy a hacer nada.

-Ese alfa, no hubiese tenido mundo para correr, si hubiese estado libre- arrugo su frente, intentado dar una imagen aterradora- Se han librado de mí, por ahora.

-Pequeño beta, debes tener cuidado, no puedes ir buscando pelea con todo el mundo- le riño, y Jay le saco la lengua- Puedes acabar mucho peor, debes saber hasta donde puedes llegar.

-Ya te he dicho muchas veces que soy fuerte, y deja de llamarme pequeño beta, no me gusta – le hizo un puchero, Taku lo vio como un niño pequeño- No le digas a mis padres sobre esto, la última vez casi me matan, pero valió la pena, nadie se mete con mi hermanito- dijo orgulloso, al alfa no le gusto.

El alfa dejo a Jay con sumo cuidado sobre su cama, el beta se quejó, lo que le hizo pensar a Taku que le hizo daño, pero él se quejaba de que lo haya dejado allí, fue al cuarto de baño para buscar las cremas que había usado para su lesión y también busco unos parches.

Jay intentaba ver lo que estaba haciendo Taku, pero sin éxito, si se movía un poco le empezaba a doler todo el cuerpo, los empezó a insultar mentalmente a los tres, no quería que el alfa le escuchara decir malas palabras, debía preservar su inocencia ante él, supuestamente era un chico bueno.

-Quítate la camisa, pequeño beta – se sonrojo, y miro a Taku de reojo- Tengo que revisar tu herida, no has querido ir al hospital.

-Me da vergüenza – oculto su rostro con un brazo, mientras estiraba la camisa con el otro, para que Taku no viera nada- Estoy bien, te lo digo enserio – el alfa presiono la herida con cuidado- Duele.

-Déjame verlo, está crema te calmara el dolor, pequeño beta, no seas cabezota – intento quitarle la camisa, pero Jay le gruño- Llamaré a tu madre, si no me dejas verla.

Jay le dio la espalda a Taku indignado, no quería que lo viera medio desnudo, le daba demasiada vergüenza, él era un joven muy inocente, aunque tenía algo de carácter.

-Solo si dices mi nombre, te hare caso – Taku dudo un poco, haciendo que se impacientara- Ya has dicho mi nombre antes, así que dilo ahora también, Taku...

-Jay – el beta escondió rostro en la almohada del alfa y sonrió, haciendo como si no lo escuchara, Taku tenía miedo de tocarlo, no quería hacerle daño- Jay Fox – escucho una risita del beta- Sé que me estás escuchando, pequeño beta.

El beta se sentó en la cama y dejo que el beta le quitará la camisa, Taku era extremadamente cuidadoso, al beta le gustaba verlo tan concentrado, le ayudo a acostarse de nuevo, después de eso lo miro preocupado.

-No te duele de verdad, Jay – paso su mano con cuidado y el beta se quejó- Llamó a Pavel, para que te lleve al hospital, no le diré nada a tu madre, no te preocupes.

-No es para tanto, pequeño alfa – quería provocarlo, pero Taku no se dio cuenta, estaba asustado viendo sus heridas- Mañana estaré como nuevo.

Jay se estremeció cuando Taku le puso la crema, estaba demasiado fría, intentaba no quejarse para no asustar al alfa, la verdad, es que le dolía mucho, pero no quería que Taku se sintiera culpable, él no había hecho nada. Seguramente, mañana sería un día duro, no podía ocultarle esto mucho tiempo a su madre, sabía que estaría castigado durante unos días sin ir a los ensayos, pero no le harían nada más.

Lo que ocultan las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora