CAPITULO 96

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Jay se acercó a Taku, ya que el alfa lo vio de lejos y lo llamo, estaba nervioso, quería decirle que hoy era su cumpleaños, para que lo abrazara, pero tenía vergüenza

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Jay se acercó a Taku, ya que el alfa lo vio de lejos y lo llamo, estaba nervioso, quería decirle que hoy era su cumpleaños, para que lo abrazara, pero tenía vergüenza. Taku se dio cuenta de que el beta estaba un poco nervioso y cuando le pregunto, Jay esquivo la pregunta.

-Pequeño beta, sabes que hoy es...- Pavel lo llamó para que fuera a ayudarlo, Taku tuvo que despedirse de Jay- Nos vemos después.

Jay fue con la familia de Taku, puso su mano sobre el pecho, pensado que se había dado cuenta de lo que tramaba, si a él lo había encontrado tan pronto, puede que también viera a Kiki, así que avisó a Hanya, pero la beta ya tenía todo preparado.

-Tu hermano, casi me pilla, cuando fui a dejar a Kiki con Hanya – Hiroko se rio de él, el beta estaba incluso más nervioso que sus padres- Pensaba que me había visto in fraganti, casi pierdo el corazón por su culpa ¿Cómo puede ser tan silencioso?

-Mi hermano era bueno jugando al escondido, cuando éramos pequeños – acarició su vientre, su pequeño secreto sería revelado dentro de unas horas- Mi padre tenía que buscarlo por toda la casa, cuando hacía alguna travesura, pero nunca le ha regañado.

Tadashi y Umeko estaban sentados al lado de los padres de Jay, el beta estaba muy nervioso, le temblaban las manos, iba a ver de nuevo a su hijo y eso lo ponía extremadamente feliz, quería decirle que todo estaba bien, ya no hacía falta que enviara dinero a escondidas, fue Umeko la que se dio cuenta de que lo hacía y le avisó.

El dinero del supuesto aborto, fue devuelto por el omega, tiempo después de que el Taku se fuera, el chico se sentía culpable por lo que paso, pero no le dio tiempo a decírselo al alfa, él también se había ido de allí y ahora no sabían dónde estaba.

-Todo va a salir bien, cariño – Umeko le dio la mano a su marido, ella confiaba en todos sus hijos- Él ya no es un niño pequeño, ahora es más fuerte.

-Para mí siempre será mi niño pequeño, aunque tenga cien años – miro a su esposa y sonrió- Tengo ganas de abrazarlo, aunque creo que necesitaré subirme a una silla para llegar a él.

Tadashi siempre creyó en las palabras de su hijo, incluso aquella noche, con todo el caos que se formó en su casa, él creyó en Taku, sabía que su hijo no mentía, podía verlo en sus ojos, siempre ha sido una persona sincera, él mismo se ponía la culpa cuando hacía alguna travesura para que no castigará a Hiroko, solo le mintió una vez, y fue cuando le dijo que se encontraba bien y que no le pasaba nada malo, los ojos de su pequeño estaban apagados.

-Espero que Kiki, no salte a sus brazos cuando lo vea – se burló Umeko- No sabemos que está haciendo ahora, el amor que le tiene a su hermano es demasiado grande, no podemos controlarla.

Orfeo llamó a Taku cuando iba a entrar a la habitación, donde estaban los pequeños, el alfa estaba cansado de ir de un lugar a otro todo el tiempo, cuando no le llamaba Pavel era Orfeo, debía maquillarse lo antes posible, la actuación estaba a punto de empezar.

Lo que ocultan las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora