Joe era el primero en despertar por las mañanas, así que abrazaba a Noah y luego besaba su mejilla, para despertarlo, pero el omega tenía el sueño profundo, acarició su vientre para molestarlo, sabía que tenía muchas cosquillas. Noah le gruñía, luego intentaba darle una patada, pero el beta ya sabía cómo esquivarlas.
-Está blandito...- seguía acariciando la barriga de Noah, mientras él intentaba darle otra de sus patadas mortales- Más blandito que anoche, voy a reducir tu ingesta de helado, pequeño dulce...
-Joe...- se dio la vuelta y lo abrazo, luego beso sus labios, hasta que el beta sonrió- Reduce mi ingesta de helado, como dices y dejaré de darte besos.
-¿Me estás amenazando? – asintió, entro los brazos del beta, lo que hizo que se empezara a reír- Tengo que tenerte miedo, Noah – empezó a subir su mano, que estaba debajo de la camisa del omega, lo que hizo que temblara- Eres demasiado dulce, para que tenga miedo.
-He conseguido musculo, después de cargar a Sky durante tanto tiempo...- Joe se rio y pellizco el pezón del omega, haciendo que este se quejará- Me duele, no lo hagas...- lo miro con tristeza y se escondió de nuevo.
Noah aprovechaba el tamaño de Joe, para esconderse en sus brazos como si fuera un bebé, mientras intentaba dormir unos minutos más, pero el beta no le dejaba, empezaba a besuquearlo y acariciarlo, hasta que levantaba.
-Pequeño dulce, no pongas esa cara...- intento aguantar la risa, el omega se levantó indignado de la cama y fue al baño- No puedo llegar de nuevo tarde, al trabajo, tengo que llevar a los diablillos a clase también.
-No haberte puesto juguetón anoche, apenas pude dormir, me duele todo el cuerpo...- empezaron con besos, pero Joe se animó y Noah no pudo escapar- Eres malvado, esta noche dormiré con Tyrion y Sky.
-Entonces ¿Dónde dormiré yo? Pequeño dulce...
-En el sofá, por malvado...- apoyaba sus manos sobre la cadera, y miraba de reojo a Joe, lo estaba maldiciendo- Le diré a mi hermano que eres malo conmigo.
-También querías, empezaste a besuquearme la espalda cuando me acosté, yo solo te seguí...- Noah resoplo, no iba a darle la razón- No me dejaste más remedio, tuve que comerte.
-Joe...- se sonrojo y cerró la puerta del baño.
Tyrion y Skyler se habían despertado temprano, estaban sentados en el sofá mientras veían la televisión, sin hacer ruido. Joe empezó a preparar el desayuno para todos y descubrió lo que había hecho Noah antes de acostarse.
-Con razón sus labios sabían a chocolate...- el omega se había olvidado de tirar la prueba del delito- Pequeño dulce, estamos casi en invierno, no deberías comer tanto helado.
Noah cambió a los pequeños diablillos, Tyrion quería estrenar su sudadera nueva, el abuelito Jon se la había regalado, cuando fueron a visitarlo, pero como hacía mucho calor, no podía ponérsela. Skyler esperaba sentado en la cama, mientras jugaba con el señor pato, sus pies colgaban de la cama y eso le divertía.
-Pequeño tesoro, es tu turno...- fue gateando hasta Noah, aun dormía en pañal, pero durante el día iba sin el, porque era muy mayor- ¿Quieres estrenar tu nueva sudadera? – asintió- El abuelito Jon, os conoce muy bien...- le empezó a hacer cosquillas a sus hijos, después de vestirlos- Vamos a desayunar.
Unos minutos después, los llevo al comedor, Joe ya había puesto la mesa, cada uno tenía unos platos y cubiertos. Tyrion tenía un plato lleno de dinosaurios y sus cubiertos eran en forma de hueso. Sky tenía un plato de sus ositos favoritos y los cubiertos eran en forma de patito. Noah tenía un plato lleno de corazones, a juego con sus cubiertos, al igual que Joe.
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Lo que ocultan las palabras
RomansaNoah siempre se había sentido solo, apartado de la sociedad por ser un omega masculino, su tío siempre lo odio y no dudo en demostrárselo, su madre supuestamente se fue con su amante alfa y lo dejó con él. Noah siempre creyó esa historia y llegó a...