CAPITULO 112

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La ecografía que se hizo el día anterior, salió bien, el tratamiento estaba funcionado, Jay se sentía tan feliz que le dieron ganas de llorar, la noche anterior apenas pudo dormir, pensado que algo saldría mal, tenía miedo, hablo con Taku, contándole sus inseguridades y el alfa simplemente lo abrazo, animándolo, siempre lo iba a amar, le daba igual si el tratamiento no funcionaba, ese pequeño beta enojón, será su debilidad de por vida.

-Te amo tanto, que en el gimnasio están celosos de ti, Jay...- Taku siempre aprovechaba cualquier oportunidad para hablar del beta- Me han prohibido hablar más de quince minutos seguidos sobre ti, pero no puedo evitarlo, eres demasiado hermoso- se acurruco en sus brazos, faltaban unas horas para la operación y tenía mucho miedo- Te quiero.

-Llevas diciéndome "te quiero", toda la mañana, los demás pacientes también se pondrán celosos – sonrió, Jay adoraba escuchar la voz de Taku- Pero ¿me amarías si algo sale mal?

-Nunca he estado seguro de nada, pero si estoy seguro de que te amo – lo beso lentamente, Jay le siguió el juego, hasta que se quedaron sin aliento, Taku apoyo su frente en la del beta y sonrió- Me gusta verte feliz, a veces envidio al pequeño tesoro, él se queda con las mejores sonrisas de mi pequeño beta.

-¿También le tendrás celos a nuestro bebé? – el alfa negó con la cabeza- Aunque se lleve más besos y abrazos – Taku se lo pensó- Y esté todo el tiempo en mis brazos.

-Me tendré que convertir en un bebé también – bromeo, haciendo que Jay ser riera- Tendrías mucho trabajo – lo beso de nuevo, no quería separarse de su lado.

Unas horas después, Joe entro en la habitación donde estaba la pareja, sabían que se tendría que separar unos minutos cuando él llegará, así que Taku le dio un abrazo fuerte a Jay.

-Todo va a salir bien, mi amor...- no quería soltar su mano, los siguió hasta la habitación donde se llevaban a Jay- Cuida de él, doctor Ross.

-Está en buenas manos, Taku – el beta sonreía desde la camilla, no quería mostrar lo asustado que estaba- Va a ser muy rápido, pronto estará de nuevo a tu lado.

-Jay, te amo – se dio la vuelta, para que no lo vieran llorar, mientras se llevaban al beta.

Taku se sentó en los asientos más cercanos, mientras miraba a la puerta, la luz roja aún estaba apagada, sería rápido, Joe se lo había explicado, iban a dormir a Jay y luego inseminarían al embrión, esperarían unos minutos y lo llevarían a la habitación, esperaría a que se despertara y volvieran a casa, con Noah y los pequeños diablillos.

Jay cerro los ojos con fuerza, para no ver nada, mientras Joe lo ponía en la posición que tendría que estar, podía notar como movían su cuerpo, le daba algo de vergüenza que le vieran desnudo, el doctor Ross no hizo ningún comentario, simplemente le repetía de nuevo el procedimiento.

-No vas a sentir nada, Jay...- el beta no le escuchaba- Mi compañera te dormirá, para que no sientas dolor debes contar hasta diez o pensar como sería el bebé.

-Espera...- la beta se detuvo cuando Jay hablo, seguían sin abrir los ojos- Eso que tienes ahí ¿es el bebé de Taku y mío? – Joe asintió- Es solo uno ¿verdad? – volvió a asentir y la beta le puso la mascarilla.

Joe introdujo al embrión poco a poco, Jay emitía pequeños quejidos, no querían que estuviera completamente dormido, tenían que saber que lo estaba haciendo bien, pero sabía que su amigo tendría miedo, así que intento calmarlo así, cuando termino cubrió a Jay con cuidado, y lo felicito, estaba orgulloso de él.

-Tendremos que decirle a Taku, que lo has hecho muy bien – la operación había durado media hora, lo que más había costado era la preparación.

Taku se empezó a morder las uñas de manera inconsciente, estaba muy nervioso, su corazón se aceleró cuando la luz se encendió, él no creía que hubiese nada poderoso, pero rezo para que Jay no sufriera.

Lo que ocultan las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora