CAPITULO 127

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Taku llevo a Jay y los pequeños diablillos, a la casa de la playa de Joe, el beta quería hablar con Noah, así que decidieron ir a un hotel cercano, para no molestarlos.

Noah se disculpó con Jay, por haberle gritado, su hermano no estaba enfadado con él, solo se asustó por el omega, era la primera vez que reaccionaba así, también se disculpó con Yoko, la bebé se asustó por su grito, pensó que le había hecho daño, Taku le dijo que sus feromonas eran muy fuertes, los bebés y niños son muy sensibles.

-No era mi intención, Jay...- el beta lo abrazo por quinta vez en unos pocos minutos- ¿Te hice daño? La princesa ¿Se asustó?

-Yoko no sintió nada, ella está bien y contenta...- Noah sonrió con tristeza- Elías, me dio muchos dulces, eso le encanta a la pequeña, así que estaba jugueteando.

Se despidió de sus hijos, los vería a la mañana siguiente, pero sentía algo extraño, debía explicarles a los pequeños lo que pasaba, cuando él lo supiera, su mente tenia demasiada información.

Joe condujo en silencio, mientras Noah miraba el paisaje, eso lo tranquilizaba, el beta no sabía lo que estaba pensado, aún no quería hablar, así que no lo forzó, respetaba la decisión del omega, pero tenía miedo de que estuviera sintiendo dolor.

-Quiero ir a ver a mis mamás, con mis hijos...- Joe asintió, los llevaría cuando él quisiera- Aún no se los he presentado, se sentirán ofendidas, conocen a mi novio, pero no a mis hijos – sonrió, mientras le caían las lágrimas de nuevo- Mi abuela, dice que mi mamá amaba a los niños, pero no conocen a sus nietos, creo que soy un mal hijo, Joe.

-No lo eres, pequeño dulce...- el omega lo miro y Joe sonrió, lo decía enserio, Noah no era un mal hijo- Eres un buen hijo, mi padre te quieren mucho.

-Me pregunto ¿Qué habría pasado si ellas no hubieran muerto? – hablaba de eso con Jay, muchas veces, cuando no podía dormir, Noah se imaginaba una vida con sus mamás- Mi tío ¿hubiera sido feliz? Creo que no fui lo suficientemente bueno, por eso me odiaba, si no hubiesen muerto ¿os hubiera conocido?

-No lo sabremos nunca, Noah...

-¿Sería feliz?

Joe pensaba que ya lo era, se esforzaba para que Noah fuera feliz, siempre pensaba en lo mejor para él y sus pequeños, amaba verlo reírse como un niño pequeño cuando Jay lo castigaba por cualquier tontería, muchas veces tentaba al beta para que lo castigara, para escuchar la risa de Noah.

Él era feliz con Noah, y con todo lo que implicaba estar a su lado.

Pero Noah...

No era feliz con él, odiaba esa idea.

Intento que sonriera de nuevo, cuando bajaron del coche, pero Noah lo miraba con una tristeza inmensa, Joe sentía como su corazón se rompía en pedazos.

¿Debió decirle algo? Pensaba en su comodidad, saber que un familiar está enfermo, es muy duro, y más si no puedes hacer nada por él.

-¿Cuánto tiempo estarás ahí parado? – Noah se cubría con una chaqueta de Jay, estaba empezando a refrescar- Tengo mucho frio, Joe.

El beta lo abrazo por los hombros, Noah le llegaba por el pecho, era muy tierna aquella diferencia, el omega tenía que ponerse de puntillas si quería darle un beso, a Joe le gustaba molestarlo, así que él hacía lo mismo, acababa siendo golpeado por él, mientras le hacía unos pucheros. Joe lo amaba, amaba cada una de las expresiones de Noah.

Pero odiaba verlo triste, y no saber qué hacer.

-Te amo...- le susurro bajito al oído del omega, pero no hizo nada y continuo caminado a su lado.

Lo que ocultan las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora