CAPITULO 155

104 6 0
                                    

Los padres de Jay, habían ido a por Yoko, querían estar toda la mañana con su nieta, Jake estaba emocionado por enseñarle una nueva tienda con juguetes, al principio no pudieron convencer a su hijo, ya que estaba preocupado por si la princesa les daba demasiado trabajo, pero sus padres insistieron.

Ahora, Taku y Jay estaban aburridos en casa, habían ordenado los juguetes de la pequeña, limpiaron su habitación e incluso fueron a dar un pequeño paseo. Necesitaban a la pequeña Yoko, para tener un día normal, era un sábado aburrido. Noah se había ido con los diablillos y Joe, a un parque de atracciones.

-Mi amor...- Taku lo miro aburrido, ningún canal que había en la televisión le parecía lo suficientemente entrenado, así que no estaba haciendo caso- Pregúntales, cuando van a traer a la princesa – era un papá preocupado- ¿Ha tomado sus biberones? Le habrán dado sus galletitas favoritas ¿no? Hace frio, le has puesto su gorrito ¿verdad?

-Mis padres saben cuidar de Yoko – también estaba aburrido, los dos se quedaron mirándose sin decir nada- No sé cuándo van a venir, mi padre quería llevarla a muchos sitios, incluso ha cerrado la tienda.

No dijeron nada durante unos minutos, Jay resoplaba mientras decía que estaba aburrido, Taku lo abrazaba y besaba su mejilla, el beta sabía que lo estaba provocando, podía nota como su mano iba bajando hasta llegar a su abdomen, cerró los ojos mientras el alfa jugueteaba, se estaba durmiendo.

-Me voy a duchar, mi amor...- Taku se separó de su lado, Jay se sintió traicionado, mientras veía como se iba, lo miro con rabia, le estaba gustado lo que estaba haciendo y se detuvo, que poca desfachatez tiene ese alfa – Luego iremos a por la princesita.

Jay se quedó sentado en el sofá con los brazos cruzados, Taku no se dio cuenta que había hecho enfadar a su pequeño beta, él solo estaba pensado en su pequeña, tenía ganas de verla, aunque la hubiera visto esta mañana, la echaba de menos. Preparo la ropa que se iba a poner, mientras canturreaba, no se dio cuenta de que lo estaban observando e iba a ser atacado pronto.

El beta se quedó mirando cómo se quitaba la ropa, mientras lo maldecía, no podía creer que hubiera sido capaz de dejarlo a mitad de un masaje, se merecía un castigo. Cuando Taku entro en la ducha y abrió el grifo, Jay se deslizó hacía él, el alfa estaba de espalda, lo que hizo que su compañero se relamiera los labios, quería apretar las nalgas de ese malvado hombre, pero se contuvo, sabía que cerraba los ojos cuando se enjabonaba el cabello, así que espero un poco.

-Jay...- el beta lo abrazo por la espalda, mientras sus manos iban bajando poco a poco - ¿Ha pasado algo?

Jay mordió el hombro de Taku, mientras sus manos se paseaban por sus caderas, el alfa no entendía lo que le estaba pasado, el beta le gruño cuando intentó quitarle una de sus manos y se apretó más a él.

-Aquí es peligro, pequeño beta...- Jay entrecerró los ojos, mientras Taku intentaba quitarse el jabón del cabello – Te puedes hacer daño, yo... ¡Ah! – el beta empezó a juguetear con sus testículos, su cuerpo empezó a temblar - ¡Ah!

-¿Por qué me dejaste solo? – movió su mano con rapidez, el alfa se apoyó en la pared, no estaba preparado para eso – Me estabas haciendo un masaje, y te vas de la nada, sabes que eso está muy mal ¿verdad?

Taku jadeaba, mientras Jay lo regañaba, el beta estaba siendo muy malvado con él, no podía defenderse, no es que quisiera, él solo podía pensar en que podría hacerse daño si se caía, pero darse la vuelta era imposible, Jay lo tenía prisionero, por su parte baja.

-Sabes que tienes que ser castigado ¿verdad? – Taku apretó su ano, cuando sintió que una de las manos de Jay cambiaba de sitio - La parte delantera ya está completamente dura, mi amor...- le susurro en el oído, mientras le hacía cosquillas.

Lo que ocultan las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora