CAPITULO 102

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Jay acompaño a Taku, quería despedirse de sus amigos antes de ir a casa, el beta sujetaba el ramo con cariño, cubriendo su rosto, aún estaba algo avergonzado por besar a Taku delante de sus padres, las rosas cubrían su rostro sonrojado, mientras intentaba mantener sus pensamientos en regla. Seguía sin creerse lo que estaba pasando.

-Pequeño beta, nuestro bailarín estuvo toda la semana llenándonos la cabeza con que todo debía ir bien – se quejó Orfeo, Taku le indico que se callará, pero a él le dio igual- Nos ha dicho las cosas que podíamos hacer y las cosas que no podíamos hacer.

-No mientas – inflo sus mejillas, Orfeo estaba contando sus secretos- Solo quería que Jay, se sintiera bien, tú haces lo mismo con tu esposo e hijos – el beta se rio, estaba haciendo enfadar a Taku, por primera vez.

Pavel se acercó por la espalda a Jay, asustando al beta, no le había escuchado, ese hombre era demasiado silencioso, tuvo que sujetar el ramo con fuerza para que no se cayera.

-Te dejamos a nuestro pequeño alfa en tus manos, has debido darte cuenta ya, pero es algo despistado – Taku lo miro desafiante, Pavel sabía muchos de sus secretos- A nuestro pequeño, le gusta cocinar, pero siempre deja los platos por medio, te dejo que le golpees con cuidado, cuando no limpie los platos – Jay se rio, Taku quiso separarlo de él- Y se porta extremadamente mal, tiene muchas cosquillas en los pies, castígalo haciéndole cosquillas.

-Si subís a un barco, dale pastillas para el mareo, es una persona que se marea con suma facilidad- se burló Hanya- Y si las pastillas no funciona, hazle un mansaje en la espalda.

-Nunca le ponga una película de miedo por la noche, si quieres dormir esa noche, no lo asustes – Pavel se acercó a él, Taku lo miro de reojo- No dormirá en toda la noche, pero tampoco te dejará dormir a ti, se pondrá a hablar solo.

Taku se estaba enfadando con sus amigos, estaban contando todos sus secretos, el alfa no podía permitírselo, debía detenerlo, pero entonces Pavel se puso serio y dejo de bromear.

-Pequeño beta, cuida de nuestro bailarín – le acarició el cabello al alfa- Puede parecer una persona muy madura, y nunca lo admitirá, pero le da miedo pasar demasiado tiempo solo, mímalo por nosotros – Pavel lo abrazo con fuerza, Taku quería separarse de él, pero no le dejaba- Está es tu casa, puedes volver cuando quieras – se estaba aguantando las lágrimas – Taku, prométeme, que vas a ser feliz con el pequeño beta, no te dejaré irte, si no es así.

-Creo que ahora Jay, tiene la tarea más complica- Orfeo les estaba dando la espalda a ambos- Nuestro compañero es un poco estricto, a nosotros nos costó bastante entenderlo –miro de reojo al beta- No te dirá que se encuentra mal, así que si lo notas raro, hazlo reír.

-My little boy – Hanya, tuvo que ponerse de puntillas para poder alcanzarlo- Si necesitas algo, no dudes en pedírnoslo, nosotros estamos aquí para ayudarte.

Taku fue a cambiarse, mientras Jay se quedaba con sus amigos, Pavel intentaba provocar al beta, pero no era fácil, estaba demasiado pendiente de Taku, parecía que los ignoraba intencionalmente, aunque él no lo hacía aposta, solo quería asegurarse de que estuviera bien.

-Pequeño beta – Pavel apoyo su brazo sobre su hombro, Jay se sentía demasiado pequeño a su lado- Haz que sea un poco más feliz, que con el baile, nuestro pequeño bailarín ya ha sufrido suficiente, él sigue siendo como un niño pequeño, aunque no lo denueste, le gustan mucho los halagos.

Orfeo los acompaño hasta la puerta, Pavel no quería ver como Taku se iba del teatro, le daba pena no verlo tan seguido, tendría que inventarse alguna excusa para quedar con él, ya estaba maquinado alguna idea para que volviera, aunque sabía que el alfa era de ideas claras, y cuando quería algo lo hacía sin pensar mucho.

Lo que ocultan las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora