—¿Liam puedes calmarte? —Preguntó Damon.
Ya era la tercera vez que intentaba tranquilizar al maestre pero este no dejaba de gritar del otro lado de la línea. Era increíble, él nunca había imaginado que Liam sería capaz de decir tantos improperios seguidos. Era de mañana. Revisar todos los mensajes, tanto de voz como de texto, le había tomado a Damon gran parte del día anterior y una vez que había terminado no había estado de ánimo para llamar a Liam e intentar explicarle la situación.
A pesar de sus esfuerzos Lucy no apareció diciendo que había logrado encontrar a quien buscaban. Mason le había permitido quedarse en su piso hasta que se vieron obligados de volver a la Sede, la habían pasado bien ambos juntos. No había vuelto a ver a Lizz, tampoco sabía si deseaba hacerlo otra vez para que nuevamente ella le dijera que no lo conocía mientras la miraba totalmente consciente de todo lo que había hecho.
Al menos aquella vez nadie lo había despertado a pesar que la presencia de un miembro de la elite estaba siempre presente, fuera o no fuera visto. Lucy se había ocupado de que el celular no pudiera ser intervenido de modo que nadie pudiera escuchar o rastrear las llamadas o mensajes.
—Si no te callas corto —Dijo Damon seriamente—. Ahora cálmate.
—¿Cómo demonios pretendes que me calme? —Exclamó Liam—. Lo que me cuentas de Lizz no es posible. Ella no puede ser así ahora. Ella...
—Pero lo es —Dijo Damon—. Y no hay nada que podamos hacer.
—Ella no pudo haberse dejado vencer tan fácilmente —Dijo Liam—. Conozco a mi hermana. Ella no es así. Iría ahora mismo a Londres para matar a quien le hizo esto.
—Ni siquiera sabemos qué le hicieron exactamente —Dijo Damon—. Y hasta que no sepamos qué le hicieron no sabremos cómo solucionarlo.
—¿Y crees que ese chico que ella entrena pueda saber algo? —Preguntó Liam.
—Según Lucy y Mason sí —Dijo Damon—. Es la única opción que tenemos. Supuestamente, si hay alguien a quien Lizz le confía todo, es a él.
—Ella es muy astuta, tienes que estar atento. El más mínimo detalle podría ser una señal de su parte —Dijo Liam y suspiró con pesar—. Sigo sin poder creerlo. Ella no es como la describes ahora.
—Si tú no puedes creerlo imagínate cómo me debo sentir yo al tener que presenciarlo —Dijo Damon.
—Mataré al cazador, juro que lo haré —Dijo Liam.
—Está detenido en Liverpool, eso nos deja el camino libre por el momento —Dijo él.
—Ella lo inculpó. No me preguntes cómo lo hizo pero estoy seguro que fue ella —Dijo Liam.
—También he pensado lo mismo —Dijo Damon—. ¿Hay alguna novedad por ahí?
—Estamos fuera de peligro. Marcus se mantiene controlado pero enloquecerá cuando le diga esto. Kaitlyn se preocupa bastante por ti, los medios y la prensa no dejan de darte fama —Dijo Liam—. Ten mucho cuidado.
—¿Estás preocupado por mí niño bonito? —Preguntó Damon sonriendo.
—Si te pasa algo y mi hermana vuelve a ser la de antes no pienso ser yo quien junte los pedazos de su corazón —Dijo Liam seriamente—. Si eso llegase a pasar buscaría el modo de revivirte solo para matarte por herirla de ese modo. Así que cuídate, no le servirás de mucho muerto con o sin que ella vuelva a ser la de siempre. Y cuida de ella, no me importa cómo lo hagas o si te recuerde o no, por favor cuida de Lizz. Si Londres es tan malo como mi papá lo hacía parecer y como tú describes la situación hasta el momento entonces ese no es un buen lugar para ella.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...