Le tomó varios minutos conseguir que Lizz se calmara. Simplemente la sostuvo en silencio hasta que ella dejó de temblar y entonces supo que lo escucharía. Ignoró a Elizabeth para concentrarse simplemente en la joven entre sus brazos, aquella que tanto amaba y no podía ver así. Hubiera sido capaz de matar al cazador por simplemente atreverse a decirle aquellas palabras si no se hubiera controlado para no hacerlo. Culpar a Lizz de algo, siendo consciente de cuan peligrosas aquellas palabras eran para ella, ya era demasiado pero además él se había atrevido a tocarla.
Damon respiró profundamente para olvidar lo sucedido, ya no había nada que temer y los dementes habitantes de aquel pasillo habían vuelto a sus respectivas habitaciones al ya no haber nadie allí. Él suspiró y le acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja. Se inclinó y la besó suavemente en la frente mientras ella seguía aferrada a su abrigo, sus rosados labios temblando ligeramente y sus brillosos ojos azules sin mirar nada en concreto. Sabía que estaba mal pero simplemente no podía evitarlo.
—Estás bien. No tienes que escucharlos, no terminarás como ellos. Y nada es tu culpa —susurró él—. Olvídate de lo sucedido. Estás a salvo, Ailish.
—La gran Lizz Dunne resumida a esto, una niña débil y aterrada y posiblemente loca —dijo Elizabeth—. Lamentable. Y se hace llamar cazadora. ¿Está llorando?
—¿Y qué eres tú? Una persona despreciable que disfruta de causarle daño a los demás. Eres patética. Me deshonra saber que pronto portarás mi apellido.
—Mírala bien tal cual es ahora. No crees más que una fachada, internamente ella es igual a ellos. Todos los cazadores lo son. Aquellos que no mueren aquí terminan. Está loca.
—La única loca aquí eres tú. Tú deberías estar encerrada y apartada del resto para proteger al mundo de tu enferma mente.
—No me hables así.
—¿Así cómo? ¿Como la maldita psicótica que eres? Te juro que le pondré fin a todas tus acciones —dijo él y ella rió.
—No me puedes hacer nada, no puedes vivir sin mí y lo sabes. Eres mi dependiente.
—No me importa. Encontraré un modo, te mataré por todo lo que has hecho.
—¿Tal como dijiste que jamás te casarías conmigo? —preguntó Elizabeth y le sonrió con diversión.
Él la ignoró y se fijó en Lizz, ya no era la hábil cazadora que todos conocían. Suspiró y cerró los ojos mientras la sostenía contra él. Por eso no confiaba en los demás para estar con ella, nadie conocía aquella parte que había aparecido tras haber muerto sus padres a causa de sus propias flechas y haber sido acusada de asesinarlos, nadie conocía eso que tanto ocultaba ella. Y él tendría que vigilarla y disuadirla, las palabras que le había dicho el cazador bastaban para poder causar que ella tomase una navaja y se cortase.
En aquel estado Lizz era capaz de hacerse cualquier cosa. Él no podía permitir que ella nuevamente cayera en eso. No le importaba estar haciendo exactamente lo que no debería al demostrarle que aún le importaba, no podía simplemente no hacer nada y dejarla sabiendo que ella estaba callando más de lo que mostraba, que sus pensamientos debían estar torturándola o causándole dolor. No podía soltar su mano y dejarla caer, le había prometido que jamás lo haría. Y se lo debía después de todo lo que le había hecho pasar.
Damon levantó la vista al escuchar los pasos y se fijó en el guardia que se acercaba casi corriendo. No había pensado en que las cámaras internas de la Sede habían grabado todo lo sucedido ni que en otros lo hubieran visto. El joven de no más de veintitrés años se detuvo al verlos y se fijó en Lizz. Había reconocimiento en su mirada y preocupación. Ella se liberó sin dificultad del agarre de Damon y le dio la espalda al alejarse. El guardia la rodeó con un brazo y le susurró unas rápidas palabras a las que ella respondió con un silencioso y débil asentir.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...