Capítulo 5

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Liam se despertó enseguida cuando Nicholas irrumpió en su habitación. De una rápida mirada al cazador supo lo que estaba sucediendo y le ordenó que buscara a Kaitlyn y se quedara con ella. Tomó su sable de donde estaba junto con una estaca y cruzó el primer piso hasta bajar las escaleras. Riley y Marcus estaban en medio de la sala, el cazador ya tenía una flecha tensada en su arco mientras Marcus parecía concentrarse por localizar a su enemigo. Era extraño, apenas faltaban unos pocos minutos para el amanecer por lo que un incidente a ese horario los había tomado totalmente por sorpresa.

Se reunió con ellos y respiró profundamente intentando pensar con claridad y mantener la calma. ¿Cuánta oportunidad tenían ellos de salir ilesos contra un monarquista? Él todavía no se había recuperado del todo por lo que no podría defenderse correctamente, la herida en su pierna junto con todo su cuerpo aún golpeado le hacía moverse más lento y tener que esforzarse más de lo normal. Riley tampoco se encontraba en su mejor estado, a pesar de tener el brazo fuertemente vendado debía estar sufriendo un dolor agonizante de solo tensar una flecha.

—¿Es muy malo? —preguntó tan bajo como le fue posible.

—Lo escucho —susurró Marcus—. Pero es... extraño.

—No notamos nada. Se trata de un monarquista, su música lo despertó por más que yo estaba de guardia en ese momento y no escuché ni noté ningún movimiento —dijo Riley—. Y ese es el problema, si hay un monarquista fuera por alguna razón no ha hecho nada.

—Eso no es lo extraño —dijo Marcus—. Su música... Dolor, sufrimiento, agonía, eso no es normal. No debería sonar así. Tan desafinada, tan destrozada, me hace doler los oídos. No sé qué está sucediendo. Creo que está herido gravemente.

—Ok, eso no tiene sentido —dijo Liam—. ¿Sabes dónde está?

—La música viene de la puerta principal.

Liam y Riley intercambiaron una rápida mirada antes de asentir y acercarse a la puerta. Era peligroso, lo sabían, pero era mejor que quedarse sin hacer nada y ser tomados por sorpresa. Dar el primer ataque era demasiado riesgoso pero sería aún peor recibirlo. Liam puso una mano sobre la manecilla y desenvainó su sable al mismo tiempo que Riley sujetaba correctamente la flecha listo para apuntar y disparar en menos de un parpadeo. Él hizo una silenciosa seña para advertirle que se preparara antes de tomar la irreversible decisión y abrir la puerta.

Ambos se sorprendieron y se quedaron totalmente sin palabras, el frío horror de la sorpresa extendiéndose lentamente por sus cuerpos. Fuera lo que fuese que hubiera esperado, nada se comparaba a aquello. La escena delante era simplemente horrible y repugnante. Estaban congelados frente al torturado monarquista, Liam hasta llegó a sentir lástima por él. Su cuerpo se retorcía de dolor, sus manos estaban por encima de su cabeza sujetas al suelo al ser atravesadas por una estaca, dos agujeros estaban en su rostro allí donde alguien había arrancado sus ojos, su piel estaba llena de profundos cortes por todas partes y junto a él estaba un ennegrecido corazón que había sido arrancando de su pecho. Y ellos lo reconocieron perfectamente.

—Ese es... —susurró Riley.

—El mismo que nos atacó —concluyó Liam.

—¡Lo siento! —gritó el monarquista—. ¡No debí hacerlo! ¡Perdónenme por favor! ¡Lo lamento mucho! ¡Yo no sabía! ¡Les suplico su perdón!

Ambos lo miraron igual de consternados, el dolor y la desesperación en su voz eran absolutos. Nada de aquello tenía sentido. La simple imagen era repugnante y fuera de si pero escucharlo hablar pidiendo tan desesperadamente perdón era algo aún más ilógico. No comprendían cómo un monarquista podía estar suplicándoles perdón a ellos quienes no eran nadie y tampoco sabían cómo él había terminado así frente a ellos en la puerta de su casa.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora