Lizz suspiró e inconscientemente tocó la cadena alrededor de su cuello. Quizás debería haber obedecido a Riley, había sido extremadamente difícil volver a su casa solo para ver a los dos hombres que más amaba en su vida cenar felizmente y luego tener que partir sin que supieran de ella. Hasta se había olvidado completamente de los dos hombres que vigilaban su casa durante aquellos preciados minutos. Era doloroso estar tan cerca y a la vez tan lejos, saber que ellos jamás deberían verla.
Suspiró tristemente y dejó a un lado sus sentimientos, en aquel momento no había lugar para errores. Tomó una flecha de su aljaba, la tensó en su arco y apuntó. Observó en silencio al dependiente que estaba abajo, en la oscura calle, mordiendo a su joven víctima. Miró al otro lado de la calle solo para comprobar que Riley también estaba listo para disparar en su posición sobre el techo y Nicholas también. No habían podido dejar pasar aquella oportunidad. Un dependiente, en el Otro Dublín, era una presa demasiado sencilla para ellos que conocían el antiguo pueblo tan bien.
Ella era quien estaba más cerca, lista para bajar del techo tan rápido como le fuera posible cuando el dependiente hubiera sido derribado. Él se detuvo, se limpió la sangre de los labios y soltó al joven cuyo cuerpo inconsciente cayó al suelo. Enseguida Lizz apuntó con precisión y soltó un improperio a la luna iluminar el rostro del dependiente y reconocerlo. Guardó su arco doblado y su flecha tan rápido como pudo y se las arregló para llegar en segundos hasta el borde del techo y deslizarse hasta el suelo. Sabía que Riley debía haberlo reconocido también pero Nicholas dispararía en cualquier segundo sin vacilar.
Se aferró fuertemente al borde de una ventana y se balanceó para dejarse caer. Aterrizó perfectamente sobre sus pies sin hacer ningún ruido. En la oscura calle corrió mientras vigilaba con la mirada a Nicholas, él ya había tensado la flecha y en cualquier segundo la soltaría. Cuando notó que él estaba listo para disparar ella corrió tan rápido como pudo y prácticamente se abalanzó sobre el dependiente consiguiendo tumbarlos a ambos.
Soltó un grito cuando la flecha de Nicholas le dio en el brazo y casi pudo sentir que esta tocaba el hueso. Apretó los dientes para no hacer ruido y sostuvo una mano contra la herida. Debajo de ella, el joven la miró sin palabras y tuvo que aferrarse a toda su fuerza de voluntad para ignorar la sangre. Lizz lo miró a los ojos sin terminar de creerlo, aquellos brillosos ojos azules eran los mismos que los de ella y los de su hermano. Se sostuvo un momento sobre él como si no pudiera reconocerlo.
—¿Marcus, qué te ha sucedido? —Preguntó ella aún perpleja.
—La sangre pudo más —Dijo él y le sonrió de un modo extraño.
—¡Lizz!
Ella enseguida se dio vuelta al escuchar la voz de Riley y su amigo estuvo a su lado en menos de un segundo para ayudarla. Riley la ayudó a levantarse y Lizz se sostuvo contra él y mordió su abrigo cuando él se dispuso a quitarle la flecha del brazo. Ella gritó y él enseguida la abrazó una vez que se deshizo de la flecha. Marcus se puso en pie con cuidado y Riley lo miró sin terminar de comprender. Podrían haberlo herido, y ahora para ella sería peor ya que la flecha le había dado en su brazo bueno.
—Véndale eso —Dijo Marcus y se alejó un paso—. Hazlo cuanto antes. Su sangre...
—No pienses en eso —Dijo Riley y rápidamente arrancó un pedazo de su camisa para poder vendar el brazo de Lizz—. Maldición, no se suponía que esto pasaría. ¡Has mordido a alguien! ¡Podríamos haberte matado idiota! ¡Íbamos a hacerlo!
—¡No era mi intención! ¡No puedo controlarlo! —Dijo Marcus y Lizz lo miró una vez que Riley terminó con su brazo.
—¿Qué te ha sucedido? ¿Por qué estás aquí? —Preguntó ella.
ESTÁS LEYENDO
Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...