Capítulo 23

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Falco soltó un improperio al buscar dentro de sus bolsillos y no encontrar su celular. Nuevamente revisó cada uno pero no lo encontró. Por más que intentó convencerse que seguramente lo había perdido o se lo había olvidado en alguna parte le fue imposible negar que eso jamás le sucedería a él y debía haber pasado otra cosa. Sostuvo la respiración al conocer la causa, un sencillo nombre.

—¿Qué sucede? ¿Perdiste tu veneno? —Preguntó Damon.

—No es tu asunto —Dijo Falco.

—Al menos así no podrás envenenarla más a ella —Dijo Damon por lo bajo y Falco lo miró con odio.

Ambos se detuvieron cuando estuvieron frente a Xavier. Falco se paró correctamente y lo observó con obediencia mientras Damon miró con odio a uno de los principales responsables. El estratagema le sostuvo la mirada seriamente, casi con crueldad y desprecio. Detrás de él estaban las puertas dobles que llevaban al juzgado. Voces y ruidos se escuchaban levemente provenientes de la cámara a pesar que el pasillo estaba vacío.

—Has cumplido con tu trabajo perfectamente Falco, el acusado ha llegado a tiempo —Dijo Xavier.

—Tan solo hice lo que se me ordenó señor—. Dijo Falco.

—¿Qué hizo la última hora? —Preguntó Xavier.

—No tengo planeado ningún atentado si es aquello lo que le preocupa —Dijo Damon.

—No es como si algo de lo que tú pudieras hacer me preocupara —Dijo Xavier.

—Si yo estuviera en su lugar lo estaría —Dijo Damon—. Considérese una de las personas que me arrebató lo que más me importaba. Usted prácticamente dirigió la operación para hacer que ella me olvide.

—Ella era simplemente una tonta niña enamorada, le hice un favor al hacerla olvidarte —Dijo Xavier—. Si tanto la amas entonces déjala ir.

—¿Y si no quiero? —Preguntó Damon de un modo desafiante.

—De todas formas morirás este día —Dijo Xavier.

—La sentencia aún no fue dictada —Dijo Damon—. Y no puede asegurar lo que dice.

Xavier se movió rápido para amenazarlo, sacó una estaca de su largo abrigo y la sostuvo contra el corazón de Damon pero él lo detuvo al tomarlo por la muñeca y lo miró seriamente. Ambos se sostuvieron la mirada en silencio. Xavier se esforzaba por no demostrar lo fuerte que le resultaba el agarre de Damon y que lo había subestimado. El estratagema se acercó a él tanto como fue posible para hablarle al oído.

—Si haces algo este día juro que lo pagarás —Dijo él.

—Me gustaría verlo intentarlo —Dijo Damon.

—Conozco a los tipos como tú y sé dónde hay que atacar —Dijo Xavier—. Haz algo que me disguste y lo próximo que sabrás de la irlandesa será que con suerte seguirá con vida luego de que termine con ella.

—Si te atreves a hacerle algo te mostraré a qué se debe mi fama —Dijo Damon y Xavier sonrió antes de alejarse.

—Entonces será mejor que te comportes porque sé que el modo en que puedo herirte con eso es peor que cualquier cosa que puedas hacerme —Dijo él—. La tengo en la mira, y si haces algo que no me gusta la haré pagar. ¿No es así Falco?

—Sí señor —Dijo el cazador con pesar y obediencia.

—Y él no fallará en su tiro, puede hacer con ella lo que desee y la maldita irlandesa no podrá defenderse —Dijo Xavier y su sonrisa solo se ensanchó—. Pero claro, eso tú ya lo sabes, conoces los poderes de un príncipe Vynx. Y ella también. Y él hará exactamente lo que se le ordene. Considera este juicio como perdido.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora