Epílogo

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Hola! Antes que en palabras de algunos lectores, decidan "quemarme el rancho", saben como es esto... *inserte aquí clásico discurso de cómo me encantaría reescribir esta historia y mi yo de 20 años actual no está conforme pero hay que respetar a mi yo de 14 años y cuánto quiero a Lizz por acompañarme a esa edad*. Yendo al grano, creo haberles mencionado que son 6 libros en total. Sí, subiré el resto aquí. Bla bla bla, ya saben qué sigue, disfruten de la lectura :)

xoxo,

Sofi

*****

Julian se detuvo al pararse frente al escritorio. La mujer detrás de este dejó de mirar por el amplio ventanal que mostraba una impecable vista de New York en la noche y se dio vuelta para enfrentarlo. Ella contrastaba totalmente en las penumbras contra el fondo de luces de la inmensa ciudad. Tomó una copa y se la llevó a los labios tan rojos como su contenido. Julian le sostuvo la mirada firmemente.

—Me voy —dijo él.

—Todos son tan predecibles a veces que resulta aburrido. Así que supongo que irás tras esa irlandesa. No es nada más que una maldita niña, una chiquilla desgraciada —dijo ella y tocó los tres cortes que tenía en su rostro y se adentraban en su cabello—. Tuvo suerte de salir con vida la última vez. No creí que hubiera sobrevivido.

—Sí —dijo él.

—¿Hay algo que no me hayas dicho, Julian? —preguntó ella—. ¿Cómo perdiste el ojo? ¿Qué trato guardabas con mi prometido luego de lo ocurrido? Ustedes los hombres son tan sencillos y predecibles. ¿Acaso se juntaban los dos para sufrir por la misma miserable?

—En todo caso aquel es mi asunto. Tan solo te venía a avisar, como se debe ya que eres la gobernante de esta zona, que me voy —dijo Julian—. Y sí, iré tras ella.

—Veo que consumir su sangre ha provocado algo en ti —dijo ella—. Mátala, o mejor tráemela. Quiero ser yo misma quien abra su garganta luego de hacerle desear jamás haberse metido conmigo.

—No sigo más tus órdenes, Elizabeth —dijo Julian—. Esto se acabó aquí.

Él se dio vuelta ya deseando partir pero no llegó muy lejos. Algo lo golpeó por la espalda tomándolo totalmente por sorpresa. Parpadeó y entonces se encontró en el suelo sin poder moverse y sintiendo su pecho arder de un modo insoportable. Los monarquistas no sentían, mucho menos físicamente, pero en aquel momento sentía su pecho arder en un dolor que le hubiera arrancado un grito de no ser porque no podía hacer nada.

Elizabeth se sostenía sobre él sonriendo con sus labios tan rojos como la sangre. Tenía en alto una mano con el corazón que le había arrancado. Julian apenas si pudo ver el agujero que tenía en el pecho. Ella cobró seriedad y se inclinó sobre él aún sosteniendo su corazón muerto. Podría acabar con él para siempre, el simple hecho de haber pronunciado su verdadero nombre le había costado la existencia a demasiadas personas y criaturas anteriormente.

—Mi nombre, es Liz —dijo ella—. Y temo que les he estado dando demasiada libertad a ti y a mi prometido. Le di un tiempo solo porque no me gustó cómo me trató, creí que vendría tarde o temprano a disculparse pero veo que ya no se puede confiar en un caballero estos días y mira lo que ha hecho y en cadena mundial. Así que te diré lo que haré. Primero me encargaré de ti, luego iré por él para recordarle cuál es su verdadero lugar y compromiso y por último me ocuparé de que esa sucia irlandesa desee la muerte más que cualquier otra cosa.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora