Capítulo 2

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Marcus tomó un largo trago para apaciguar su sed. Los calmantes que preparaba Ultan resultaban ser de lo más efectivos y la criatura tenía un don para imitar perfectamente la temperatura y la consistencia de la sangre además de un sabor igual de exquisito. Al menos, si tomaba aquello, ya no sentía tanto la necesidad de morder y tomar sangre de otro. Era lo mejor pero su deuda con Ultan cada vez era mayor y aún no sabía cómo haría para conseguir el dinero.

—Necesito un trabajo —Dijo y Ultan lo miró con desprecio como a cualquier miembro de la Sociedad desde el otro lado del mostrador.

—Yo no te daré uno perro inmundo —Dijo él.

—Es que no lo entiendes, realmente necesito un trabajo —Dijo Marcus—. Si no consigo un trabajo no tendré dinero y si no tengo dinero no podré venir aquí a pedirte un calmante. Y si no tomo un calmante estaré mucho peor.

—¿Por qué no le pides a alguno de tus amigos? —Preguntó Ultan y Marcus suspiró vencido.

—No me entienden. Necesito a Lizz, ella me entendía. No muerdo porque quiero pero no puedo evitarlo y entonces me comporto como un maldito monarquista. Ellos no me dejaron nunca explicarme. Enseguida me hicieron a un lado porque hubiera tomado sangre humana. ¡Pero no puedo evitarlo! Siento esta necesidad dentro de mí que solo tus calmantes apagan —Dijo Marcus—. No puedo hablar de esto con ellos.

—No es mi problema, yo quiero el dinero a fin de mes o dejaré de servirte —Dijo Ultan—. Tengo cosas que pagar y tu prima todavía me debe dinero también.

—Extraño a Lizz —Susurró Marcus y se dejó caer sobre la mesada—. Ella me escucharía, me ayudaría a superarlo. Ellos no comprenden que no lo hago porque quiero. La sangre me enloquece, me hace esa persona que creen que soy y lo cierto es que se siente de lo mejor pero no quiero ser así. Un monarquista mató a mi madre y he vivido entre monarquistas, no quiero ser como ellos. Pero abstenerse no es nada fácil.

—Escúchame bien niño. Por empezar levántate, no puedo permitir a alguien con una apariencia de moribundo en mi bar —Dijo Ultan apoyándose con ambas manos frente a Marcus y él obedeció—. En mi vida no he conocido a nadie con el nivel de dependencia que llegó a tener Damon Moore. Yo viví durante sus años más oscuros, decían que era incluso peor que un monarquista y lo era, pero si él logró salir de eso tú también puedes.

—No soy Damon Moore, no sé ni cómo es posible lo que él hizo. ¿Sabes lo que se siente esto? Es como si dos personas totalmente diferentes convivieran dentro de mi cuerpo y no tuviera control. Una parte de mí es como un monarquista mientras que la otra sigue siendo yo —Dijo Marcus—. No tienes idea de lo que me cuesta retomar el control sobre el monarquista pero este luego termina venciendo nuevamente y cuando me obliga a tomar sangre tan solo reafirma su control.

—Tú no lo conociste y tampoco lo que era su dependencia. Si ese hombre pudo salir entonces cualquiera con la misma voluntad puede —Dijo Ultan.

—No tengo su voluntad —Dijo Marcus—. Él dejó de tomar por mi prima, porque su padre le prohibió volver a verla mientras consumiera sangre porque temía que la sangre de ella lo tentara lo suficiente para morderla. Lo admiro. Supongo que por eso mi prima se enamoró de él, porque vio lo fuerte que era en cuanto a voluntad. Nunca antes lo había comprendido, ahora sí. No puedo dejar de consumir sangre.

—No necesitas dejarlo de un día para el otro como él hizo, tan solo necesitas bajar la dosis de a poco hasta controlarlo totalmente —Dijo Ultan—. Y si quieres mi consejo necesitas su ayuda en cuanto a este tema.

—Sí, sería más sencillo si el monarquista dentro de mí no lo odiara tanto. Y por cierto, creo que ahora él me odia —Dijo Marcus—. Yo y mi maldita lengua. La sangre me ciega y enloquece, me hace actuar como ellos. Le dije que quería morder a Lizz.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora