Capítulo 22

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Damon se rascó la cabeza aún intentando despertarse del todo antes de tomar un largo trago de café. Se contuvo de abandonarlo sobre el escritorio para no tocarlo más, a pesar que el café era delicioso no era el que él deseaba. Quería volver a dormir y consideraba lo que estaba sucediendo una pérdida de tiempo. Las horas de descanso, para un sanador, era algo que se debían respetar rigurosamente y no se debía interrumpir a menos que se tratara de una emergencia. Claramente aquella situación no lo era.

Internamente deseaba volver a dormir, por más que fuera solo para no sentir el paso del tiempo y despertar con un recuerdo perdido esfumado entre sus manos y una pregunta al respecto como cada día. Pero aquello tendría que esperar, en aquel momento no podía dejar de cuestionarse sobre por qué estaba allí. Sus oscuros Rayban resultaban ser un velo entre él y su alrededor, incitándolo de nuevo a dormir. Siempre le había molestado portarlos cuando no hubiera luz de día pero aquella ya se había vuelto un hábito y se sentía casi desnudo y expuesto sin ellos.

Miró más allá del escritorio, a través de la elegante ventana, y pudo ver la oscuridad de la noche por más que el cielo ya comenzaba a clarear. El amanecer se acercaba. El directivo de Dublín finalmente tomó lugar frente a él, aún flaqueado por dos hombres.

—Me gustaría saber por qué mandaron un rastreador tras de mí esta noche para encontrarme y me arrastraron hasta aquí contra cualquier voluntad —dijo Damon—. Y debo agregar que no estoy nada complacido con que hayan interrumpido mi sueño.

—Lo sé, y le presento mis disculpas al respecto –dijo el directivo y suspiró—. La Sede de Londres casi ha sido tomada esta noche. Llegó un mensaje de urgencia, un nuevo directivo principal ha asumido.

—Supuse que eso pasaría tarde o temprano pero sigo sin encontrar la razón por la que se vieron obligados a interrumpir mi sueño.

—Este es Jonathan, un embajador de Londres –dijo el directivo señalando al hombre a su izquierda para luego señalar al otro—. Y este hombre, dice ya haber tenido el placer de conocerte.

Damon se fijó con cuidado en el hombre, podía ser un aliado como también un enemigo, no le sorprendería. Cuando se trataba de humanos, de miembros de la Sociedad, casi siempre era la segunda opción. Era alto y delgado, un oscuro abrigo caía hasta sus tobillos. No pudo reconocerlo ni sentir nada fuera de lo normal en él. Los ojos del hombre lo examinaban en silencio, la expresión de su duro rostro era inescrutable. Su cabello era ligeramente rojizo y por un segundo Damon creyó ver el destello de algo familiar en su cuidadosa mirada.

—No es exactamente eso lo que dije, señor. He dicho que ya he tenido el placer de escuchar hablar sobre el señor Moore y, si me permite agregar, ser espiado en una conversación privada por él –dijo el hombre.

—No debió haber sido muy importante si no lo recuerdo —dijo Damon.

—Las conversaciones, de líder a camarada, sobre todo cuando se trata un asunto como el que yo estaba tratando, son extremadamente privadas y es muy mal visto entre los míos que alguien tenga la osadía de atreverse a escucharlas —dijo él.

—Glendon es el líder de los Black Knight, deberías estar familiarizado con ese término ya que después de todo has salido con una de sus miembros. Este grupo de cazadores es el mejor y más respetado grupo de Irlanda y por lo tanto Glendon también es representante de todos los cazadores del país y de gran influencia entre ellos –dijo el directivo—. La guerra con los cazadores ha terminado.

Damon miró al cazador sorprendido. Seguía sin recordar nada relacionado con él pero si sabía quién era. Estaba frente al líder de Lizz. En todo el mundo, él debía ser la única persona que ella debía permitir que le mande. Recordaba vagamente la historia que Lizz le había contado sobre él. Los Black Knight eran el mejor grupo de cazadores de Irlanda y también se decía que del mundo. Eran pocos los afortunados que lograban entrar, un número escaso que siempre permanecía constante, y cuando un Black Knight moría el líder junto con el último integrante en formar parte buscaban a otro en la joven generación que se estaba entrenando. Y era así que ese hombre, junto con Riley, habían sido magistralmente engañados por Lizz. Ella en ese entonces había sido solo una niña queriendo que la evaluaran y corrigieran y había tenido que disfrazarse para aquello ya que solo hombres podían entrar a los Black Knight. Aquel hombre, frente a él, había roto una tradición de siglos al haber elegido a Lizz aquel día y ella había pasado a ser la primera mujer en formar parte de los Black Knight.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora