Final segunda parte

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Ella levantó la vista al escuchar la música. La noche era oscura y fría, perfecta. La luz de la luna apenas entraba por las gastadas ventanas del abandonado edificio. Estaba sentada en un barandal, balancenado tranquilamente sus piernas. El piso a sus pies había estado vacío segundos antes, ahora había una oscura y alta figura en medio. Ella tomó una flecha de la aljaba en su espalda y la puso sobre sus piernas solo por precaución. Miró de un modo desafiante al intruso pero este no le prestó atención mientras examinaba el deteriorado ambiente.

—Así que aquí es donde has estado viviendo, veo que tu gusto por las ruinas no ha cambiado —dijo su invitada.

—Ve al grano —dijo ella.

—Quiero que dejes de perder el tiempo y te deshagas de esa irlandesa cuanto antes.

La joven suspiró, su invitada no entendía el arte de la cacería de ese tipo, la anticipación, la paciencia con la que se debía esperar el mejor momento para entonces disparar y destruir completamente a la presa. ¿Tiempo? ¿Qué era el tiempo para alguien como ella? Tenía todo el tiempo del mundo para hacer lo que deseaba, para esperar. Saber esperar era la clave para aquel tipo de trabajos.

—No estoy perdiendo el tiempo, estoy esperando mi oportunidad.

—Has tenido cientos de oportunidades, tan solo quiero que la dejes fuera de juego —dijo su invitada.

—La muerte es un castigo tan dulce que no merece la pena. Le enseñaré cómo se juega esto. No es nada más que una pobre niña que cree saber a qué se enfrenta, no tiene idea de lo que le espera. La destruiré hasta el último pedazo y cuando acabe con ella con suerte será capaz de hacer algo. Nunca más tocará su arco, te lo puedo asegurar —dijo la joven—. Haré que enloquezca a tal punto que ella misma quiera arrancarse el corazón. Y entonces podrás hacer lo que quieras con esa alma destrozada.

—¿Lo que quiera? —preguntó la mujer y ella asintió.

—Ya no quedará nada de ella, solo un débil y desgraciado cuerpo. Mataré dos pájaros de un tiro, tan solo ocúpate de hacer bien tu parte.

—¿Y cuál es mi parte? —preguntó la invitada.

—La sabrás cuando el momento llegue.

La mujer sonrió y la joven levantó la flecha y miró con placer la afilada punta. Tan solo era cuestión de apuntarle a la persona correcta y entonces todo saldría como tenía planeado. Su trabajo era excelente y el mejor, y por eso la habían contratado. Lograría lo que nadie había logrado hacer en tantos años, pero fuera de eso conseguiría su venganza por su oponente creer que podía burlarla.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora