Capítulo 4

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—Si ella no quiere salir quizás nosotros podríamos sacarla —dijo Marcus luego que todos estuvieron dentro de la casa.

Liam se pasó una mano por el cabello y Nicholas suspiró. Kaitlyn se sentó enseguida en el sillón, dobló las piernas y se abrazó a si misma. Los últimos minutos habían sido puro silencio. Riley y Liam habían contado todo lo sucedido entre ellos y Lizz, todos aún se negaban a creer que ella estaba realmente mal. Era irreal que Lizz pareciera una pequeña niña vulnerable y aterrada, era impensable que ella se negara a tocar sus armas y negara ser una cazadora. Y ahora, en aquel momento, ellos se sentían totalmente perdidos.

—Lo queramos o no tiene un punto, ella está a salvo allí encerrada —dijo Riley.

—Está mejor de lo que estaría de estar fuera —dijo Liam y suspiró—. Mi hermana tan solo teme. Mientras continúe negando la realidad y evadiéndola es mejor que esté en un lugar seguro. Se niega a tocar sus armas. Necesitamos hacer que reaccione antes de sacarla.

—Pero no sabemos cómo —dijo Nicholas—. Y el hecho de que Damon la visite cada noche no ayuda mucho. Quizás debería haber ido con ustedes, ya la detuve una vez cuando deseaba cortarse.

—No te lo recomiendo chico, no había nada que hacer —dijo Riley—. Ella no quería escucharnos. Y temo que te hubiera atacado y tan solo le hubieras hecho daño. Lizz está muy dañada y por más que lo intentemos si ella no nos deja no podremos curarla.

—Temo que aquello no es una tarea sencilla —dijo Marcus—. Créeme.

—Ella puede con cualquier cosa, excepto con ella misma —dijo Liam y suspiró —. Damon de algún modo lograba hacer que lo escuchara.

—Quizás no sea eso, quizás sea lo contrario —dijo Kaitlyn y todos le prestaron atención—. Ella solo necesita que alguien la escuche, a las mujeres nos gusta eso. Damon la escuchaba, lograba ver más allá de ella lo que ocultaba y esperaba hasta que Lizz hablaba. Ella me contó que en sus peores momentos, cuando peor se sentía y tan solo deseaba huir o cortarse, él se mantenía a su lado y la consolaba, esperaba a que Lizz le contara todo y entonces ella simplemente se sentía mejor. Ella no quiere escuchar a nadie, solo necesita que alguien la escuche para poder desahogarse.

—También lo intentamos —dijo Riley—. Y resultó igual de mal que el resto.

—No sé cómo él lograba que ella hablara —dijo Liam y tiró de su cabello hacia atrás—. Ojalá supiera pero no tengo la menor idea y esos idiotas que se hacen llamar guardias no se dan cuenta que un monarquista se mete cada noche allí. Eso no le hace bien a ella, tan solo la empeora.

—Si fuera tú, maestre, me preocuparía más por otra cosa que nadie ha mencionado hasta el momento —dijo Marcus y se cruzó de brazos al apoyarse contra el respaldo del sillón—. Ella está marcada.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Kaitlyn y Riley suspiró.

—Significa que le pertenece a quien la marcó y solo esa persona puede morderla o tomar de ella —dijo él.

—Es un modo de marcar propiedades para monarquistas y dependientes —dijo Nicholas—. La vez que Damon se vio obligado a morderla la marcó para asegurarse que nadie jamás la mordiera o tomara de ella. Era un modo de cuidarla.

—Eso, para los monarquistas, significa un modo de apropiarse de algo. En otras palabras, Lizz era una pertenencia de Damon y está en los instintos básicos no morder algo que es de otro y tampoco hacer daño ya que no creo que quieras lidiar con Damon Moore por haber roto su posesión más preciada —dijo Marcus—. Él jamás la hubiera tocado, si hizo lo que hizo fue para sacar algo bueno de la situación y protegerla. Pero ahora ya no está, hay un monarquista en su lugar, y temo que ese no dudará en reclamar lo que es suyo.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora