Capítulo 2

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Jess permaneció en silencio y con la boca ligeramente abierta. Las palabras estaban atrapadas en su garganta, o el grito quizás. Apenas si se atrevió a levantar apenas la vista para ver a Damon, su mano seguía sobre la Notebook cerrada. Su piel era de un color blanco enfermizo y su camisa continuaba manchada con sangre por la mordida en su cuello. Sus oscuros Rayban ocultaban sus ojos y los profundos arcos debajo de estos y su cabello estaba totalmente sucio a causa del sudor y aún así a ella le seguía resultando atractivo.

Se reprimió internamente ante ese pensamiento, ella no podía pensar de ese modo de él. No desde que conocía la verdad. Retrocedió por instinto un paso mientras intentaba asumir la nueva información que sabía. Temió. Estaba sola, en su departamento, con él y no sabía qué le pasaría ahora.

—Me mentiste —Dijo Jess—. ¡Me dijiste que no estabas involucrado con lo que le sucedió a ella!

—Tú también me mentiste. Todo este tiempo me ocultaste que ella continuaba con vida —Dijo él—. Además hiciste mal tu trabajo. Te pedí que le preguntaras algo y no era por su novio y mucho menos que delataras mi presencia.

—Yo no te delaté —Protestó ella.

—Te advertí que era una cazadora extremadamente hábil y que debías tener cuidado —Dijo Damon.

Ella se estremeció al escuchar la furia contenida en su voz y retrocedió otro paso. Los monarquistas nunca ocuparían un buen lugar en su memoria. No luego que estos hubieran matado a su hermano hacía años y casi la hubieran matado a ella el invierno pasado si Lizz no hubiera intervenido. Y ahora, frente a él, temía como si se tratase de uno de ellos y en parte lo era.

Damon se percató al instante de lo que había ocasionado y su expresión fue de dolor y culpa. Se dio vuelta y se echó nuevamente sobre el sillón. Recuperó el paño mojado y lo sostuvo otra vez contra la mordida en su cuello. Cerró los ojos y se pasó la mano libre por el cabello. No tenía las energías ni para curarse ni para controlarse y aquello no estaba bien de su parte. La próxima vez que habló su voz fue mucho más suave y serena, como acostumbraba.

—Lo siento, no ha sido tu culpa. Realmente no has hecho nada malo. Yo tampoco creí que ella podría descubrirme y lo cierto es que no sé qué vio para hacerlo. O qué escuchó. Los cazadores son así —Dijo él y suspiró—. Ella es así.

—Nunca me dijiste que habías mantenido una relación con ella —Dijo Jess y él sonrió tristemente.

—¿A qué llamas relación? ¿Unos pocos días en los que creí que al menos por una vez nada malo sucedería? No sé realmente qué sucedió y aquello se suma a mis penas pero sé que era feliz estando con ella. El último recuerdo que tengo de ella es que se quedó dormida a mi lado de un modo tan dulce y pacífico que hasta me olvidé de mi mismo y lo próximo que sucede es que un niño me dice que murió por mi culpa. La culpa me estuvo matando estos dos meses. No ha pasado una noche desde entonces sin que me torture. La falta de sueño no es por las exigencias de Richard, es por ella —Dijo Damon y tiró su cabello hacia atrás—. ¡Realmente creí que había muerto!

—Ella dijo que aceptaste enamorarla para tomar su sangre —Dijo Jess.

—¡No sé qué acepté o no! —Dijo él—. Quiero creer que no la traicioné pero es posible que así haya sido.

—¿Entonces crees que aceptaste y luego te arrepentiste? —Preguntó ella.

—No lo sé, realmente no lo sé pero al menos ahora sé que ella está viva. Tiene razón, la culpa es lo peor que me puede suceder. Y yo me sentía culpable de su muerte. No sé qué pasó en Diciembre, no sé si acepté enamorarla para tomar su sangre o no. Solo sé que me dolió creer que algo le había sucedido —Dijo Damon.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora