Capítulo 11

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Damon miró una sola vez sobre su hombro para comprobar que los dos hombres dentro del auto seguían allí comiendo comida china. Él se limitó a restarles importancia y entrar a la casa. No se molestó en prender ninguna luz a pesar de la oscura noche, solo se apresuró escaleras arriba hasta llegar al ático. Abrió la ventana y Lizz se deslizó en silencio dentro. Se sonrieron mutuamente durante un instante. Él se había ocupado fácilmente del hombre que lo había seguido al salir, había bastado una sola gota de sangre de silfide y que este lo mirara a los ojos para controlarlo. En cuanto a los otros dos no había sido necesario, ellos confiaban en su compañero. Había caminado con Lizz a salvo en la oscuridad de la noche hasta llegar a aquella cuadra y entonces se habían separado unos minutos para luego reunirse.

Ella buscó en la estantería del ático y sacó una vela de donde las guardaba. Aquel lugar siempre había sido de ella y Riley y siempre habían tenido todo lo que hubieran necesitado al igual que la ventana siempre estaba abierta para que pudieran entrar. Encendió la vela y la dejó sobre la mesa delante del sillón. Rió cuando Damon la tomó por detrás y la tumbó a su lado. Él la rodeó con un brazo y ella se acurrucó a su lado deseando por aquel momento olvidarse de su situación actual.

—No podría decirte todas las veces que quise esto —dijo Lizz—. Quería verte, aunque fueran unos pocos segundos, recordarme por qué estoy haciendo todo esto, recordarme que eres real.

—¿Por eso volviste?

—Ya habíamos terminado en Gran Bretaña y teníamos que cruzar a Irlanda de todos modos, no teníamos otra opción. Se suponía que sería solamente una rápida visita, solo para comprobar que todo estaba bien, luego nos quedaríamos en el Otro Mundo y nos ocuparíamos de los monarquistas que quedan en Irlanda pero entonces supimos lo que estaba sucediendo aquí —dijo ella y suspiró—. Liam me dijo que Elizabeth te tiene preocupado.

—Liam no sabe lo que es mantener algo en secreto.

—¿Qué? ¿No pensabas decirme? —preguntó Lizz molesta y él le acarició el cabello.

—Sabía que reaccionarías así. Ya tienes suficientes problemas y lo que menos necesito es que tú y Elizabeth se encuentren. Escúchame bien y no me hagas repetirlo. Elizabeth quiere vengarse de ti y lamentablemente ambas comparten la idea de que la muerte es solo paz. Y ahora además Sebastian te quiere muerta y Timothy le sirve a él.

—Sebastian es uno de los tres monarcas que quedan. ¿No? —dijo Lizz y él asintió—. Y Timothy es su dependiente.

—Exacto. Corres peligro, más del que crees. Tú no conoces realmente a esos dos ni sabes cómo pueden llegar a ser. Y sabía que en cuanto supieras de Elizabeth querrías ir tras ella —dijo Damon y tomó su rostro entre sus manos—. Hazme un favor y no lo hagas, olvídate de ella.

—Quiero respuestas.

—¿Y qué has conseguido hasta el momento? ¿Cuánta información has obtenido con tu cacería? —preguntó Damon y ella no respondió.- No tienes nada.

—¿Quieres saber qué he conseguido hasta el momento? Ok, te lo diré —dijo ella y se puso en pie bruscamente para alejarse de él—. Sé que por alguna razón los monarquistas mandaron a matar a toda mi familia y aquella orden solo pudo haberla dado un monarca. Sé, que quien sea que haya sido el asesino, es muy hábil con el arco y tenía mis flechas. Y sé que me ha estado pisando los talones desde que abandoné Londres. ¡Estuvo persiguiéndome! Y supongo que quiere acabar el trabajo que dejó pendiente el Diciembre pasado. Estoy huyendo. Nos tenía acorralados en Stanraer, no teníamos alternativa más que cruzar el mar. Así que no estoy precisamente en una situación para que me ocultes cosas, si sabes algo debes decirme porque posiblemente tengo al asesino de toda mi familia tras de mí.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora