Capítulo 19

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Riley tiró una fresa al aire. Lizz se apresuró a coger una flecha y disparar. Le dio a la fresa y esta se incrustó junto con su flecha en la pared cerca de Nicholas. Él recogió la flecha, comió la fresa y luego dejó la flecha a un lado junto con las otras. Llevaban tiempo así, Riley sentado sobre una caja lanzando fresas y Lizz disparándoles solo para que Nicholas recogiera todo y comiera a los blancos. Ella no había dejado de pensar ni un solo segundo en lo sucedido durante la mañana y todavía desconocía la respuesta.

—Bien, si alguna vez las fresas se revelan y nos atacan sabemos que podremos contra ellas —dijo Riley.

—Es bueno saber aquello. No tienes idea de cómo el temor ante un posible ataque de parte de las fresas me quita el sueño —dijo Nicholas con sarcasmo.

—No tienes sentido del humor chico —dijo Riley.

—¿Y se supone que eres seis años mayor? —preguntó él.

—Empeora con el tiempo, créeme —dijo Lizz y Riley lanzó otra fresa a la que ella le dio—. Cada año es peor.

—Estoy obligado por el rey a formar parte de su ejército y todo por tener el beso de uno de los suyos en mis labios. Déjenme divertirme un poco —dijo Riley.

—No eres el único forzado por tener tal tacto en tus labios —dijo Lizz y disparó otra flecha hacia una fruta.

—Eso les sucede por ligarse con ellos conociendo sus leyes —dijo Nicholas.

—Cuando haces eso chico no consideras la opción de una posible guerra donde te requieran como soldado, al menos no en mi caso —dijo Riley.

—Podría ser peor —dijo Lizz.

—Por supuesto, podrían obligarme a usar un vestido como prenda de batalla —dijo Riley.

—Me gustaría verte en vestido, así tendría algo con lo cual molestarte por siempre —dijo Nicholas.

—Ok, es definitivo, yo no cubriré tus espaldas durante la batalla —dijo Riley.

—Te recuerdo que soy yo quien se está quedando sin estar obligado y todo para cubrir tus espaldas —dijo Nicholas.

—Ahora recuerdo por qué evité todo este tiempo reunirme con ustedes —dijo Lizz y los tres rieron.

—Los buenos tiempos, cómo los había extrañado —dijo Riley—. No era lo mismo sin ti Lizz.

—Por supuesto que no, es fácil saber por el silencio que ustedes no están —dijo ella—. De lo contrario siempre andan discutiendo. Es increíble que no se hayan matado en este tiempo que estuvieron solos.

—Necesitaba tener carnada en caso que los monarquistas vinieran por nosotros —dijo Riley—. Y ya que Damon desacreditó la calidad de mi sangre hace tiempo tenía esperanza en que el chico fuera más tentador y una mejor carnada.

—¡Ey! —exclamó Nicholas—. Si él desacreditó la calidad de tu sangre fue porque era inteligente, claramente, y tenía buen gusto. No se necesita ser un genio para darse cuenta que no vales nada.

—Los Moore y su insensible modo de ser terriblemente directos —dijo Riley y puso los ojos en blanco.

—He visto peores, créeme —dijo Lizz.

—No me es difícil imaginarlo —dijo Riley y lanzó otra fresa—. ¿Entonces? ¿Apuestas? Es probable que estemos todos muertos dentro de unos días.

—No si logro matarlo —dijo Lizz y disparó una flecha.

—¿Es eso lo que harás? —preguntó Nicholas.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora