Riley suspiró con impaciencia a su lado. Lizz no podía culparlo. Qué extraño se debía sentir para él lucir como un joven normal de veintiun años. Riley prefería vestir siempre como un cazador, andando por allí con un pantalón y una camiseta adecuadas para sus actividades. Lizz pocas veces lo había visto fuera de aquella imagen, aunque ella también solía preferir vestir todo el tiempo como una cazadora pero eso había cambiado. Increíblemente Riley estaba peinado, llevaba puesta una blanca camisa y un par de jeans. Lucía casual y hasta apuesto, lo único que le recordaba a Lizz que se trataba de un cazador era el arco que colgaba en su espalda junto con su aljaba.
—Iremos directo al infierno —dijo él—. Por cierto. ¿Por qué hueles a río?
—Salté al Liffey —dijo Lizz y se encogió de hombros.
—Ya nada me sorprende de ti.
—¿Cómo pueden simplemente estar tan tranquilos? —preguntó Nicholas.
—¿Qué está mal contigo chico? ¿Nunca has pasado por la parte de seguridad del aeropuerto? —dijo Riley—. Cálmate, es fácil.
—¿Fácil? ¿Eres consciente de que cada uno está cargando un arco y una aljaba en su espalda? Nos detendrán.
—Lo harán si sigues actuando como si estuvieras intentando meter un arma a un avión.
—¿No es eso lo que estamos haciendo?
—Estaremos bien —dijo Lizz—. Recuerda, ellos ven lo que quieren ver.
—¿Qué pasa con él? ¿Nadie le enseñó que los humanos ignorantes no pueden ver que somos diferentes? —preguntó Riley y Lizz negó con la cabeza.
—En Londres es diferente. Solo puedes cargar tus armas en la Sede o si estás en alguna misión o servicio fuera. De lo contrario no. Y él en ese entonces era menor de edad, no era un cazador en servicio, por lo que supongo que nadie le explicó —dijo Lizz y miró a Nicholas—. Ellos no pueden ver nuestras armas. A sus ojos parecemos personas normales porque es así como ellos nos quieren ver porque son ignorantes. Pasaremos el control sin ningún problema.
—A menos que sus armas no estén encantadas y hagan saltar la alarma —dijo Riley aterrando a Nicholas y Lizz resopló antes de poner los ojos en blanco.
—No lo escuches. Todas las armas que proporciona la Sociedad están encantadas para eso y si las conseguiste por afuera como nosotros te ocupaste de que lo estén —dijo ella.
—Ok, mi turno.
Riley les mostró una sonrisa completamente confiada antes de pasar por el detector de metales sin levantar ninguna sospecha. Nadie se fijó dos veces en él. Nicholas tomó un profundo respiro antes de hacer lo mismo, casi esperando que la alarma sonara y un cuerpo de guardias corriera hacia él para detenerlo, pero nada pasó. Lizz se les unió segundos después luego de haber desfilado con elegancia frente al control. Los tres recuperaron sus cosas de la banda y continuaron con el largo camino hasta finalmente llegar a la zona de embarque.
Para cuando un empleado les devolvió sus pasaportes junto con los tickets y les dejó pasar al avión Nicholas estaba completamente pálido. Riley encontró rápidamente su lugar en la cabina y se echó sobre el espacioso asiento cerca de la ventana. Dejó su aljaba y su arco cuidadosamente en el suelo antes de estirarse y acomodarse a su gusto. Cerró los ojos y cruzó los brazos detrás de su cabeza mientras Lizz luchaba de puntillas por dejar su mochila en los compartimientos superiores.
—Business, esto sí es clase. Sabes cómo viajar Lizz. Recuérdame luego devolverte mi parte.
—Luego de la primera vez que viajé en clase económica créeme que estoy dispuesta a pagar lo que sea por no volver. Realmente odio viajar en avión, es torturante lo que le hace a mis oídos. En esta clase hay menos gente, de lo contrario es desesperante.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...