Presa (Cazadora #2)

Epílogo

Ella rozó suavemente la pluma azul eléctrico de la flecha. Tensó la flecha en la cuerda del arco y apuntó perfectamente a la garganta del joven en la calle. Agachada en la azotea de un bajo edificio y en la distancia nadie jamás podría verla o sospechar. El momento era oportuno, el sol del mediodía cegaría a cualquiera que se atreviera a mirar para arriba.

—¿Practicando o degustando observando a tu presa?

Bajó el arco y la flecha al escuchar la voz a sus espaldas y se dio vuelta para observar a Timothy. Maldijo por su interrupción y se puso en pie. Él se acercó hasta estar también al borde de la azotea y poder ver al joven de cabello color chocolate y brillosos ojos azules que en aquel momento desaparecía al tomar otra calle.

—Maestre, no me sorprende que te guste —dijo él—. Se parece bastante a ti.

—Vete de aquí ahora mismo.

—Fue bastante difícil encontrarte, tuve que morder a muchas personas y saber que todavía no habías terminado tu trabajo. ¿Cuántos nombres más hay en tu lista? ¿Cuatro? ¿Cinco? –preguntó Timothy.

—No es tu asunto —dijo ella y él detuvo su mano antes que lo golpeara.

—Soy más fuerte y rápido que tú, llevo más años en esto de los que podrías contar. No fue difícil saber lo linda que te parecía tu presa. ¿Tienes idea de lo que es seguirle y asegurarme que nadie me escuche? Apuesto a que ni siquiera tú lo hiciste hasta que aparecí —dijo Timothy y sonrió al ver la herida en la mano de ella—. ¿Qué sucedió? ¿Te dieron?

—Si no me sueltas el próximo en mi lista serás tú.

—¿Flecha con punta de madera? Debe doler bastante —dijo él y apretó su agarre en la mano de ella—. No dejaré que hagas lo que te propones. Esa alianza no se realizará. Cumpliré la última voluntad de mi señor.

Ella lo miró con odio antes de tumbarlo de una patada y de un rápido y fuerte movimiento tirarlo fuera de la azotea. Le sonrió con maldad al sostener su mano mientras Timothy estaba en el aire, solo era cuestión de soltarlo para dejarlo caer. Él lo miró con odio y ella clavó las uñas en su mano causando que sangrara.

—No eres más fuerte que yo. Y esa alianza se realizará.

—Confío en la cazadora —dijo Timothy.

—Yo soy la cazadora y cuando acabe con ella tendrá suerte si no se suicida —dijo ella y entonces lo soltó.