Capítulo 21

2.7K 427 60
                                    

Liam respiró profundamente y acarició la moneda que colgaba de la empuñadura de su sable. Levantó la vista y miró al otro lado del gran salón a Kaitlyn, ella le devolvió la mirada y le sonrió apenas. Pensó en los demás, no sabía dónde se encontraba Marcus, tampoco Riley o Nicholas. Sospechaba que los cazadores no podían estar muy lejos, seguramente en los balcones o en cualquier lugar que implicara altura y una buena posición para disparar. Pensó un momento en su hermana, deseando que ella estuviera en un lugar que pudiera aprovechar a su favor.

Se preguntó cómo sería la situación afuera, si todos serían víctimas de aquella tensa calma antes de la tormenta. Cualquier Vynx o derivado capaz de sostener un arma y pelear había acudido al llamado. Era increíble cómo ese pueblo había respondido a la necesidad de proteger su tierra. Nadie había quedado atrás o estaba allí contra su voluntad. Liam los había observado con admiración todo el día mientras se organizaban y preparaban para la batalla. Él había aprendido un poco de aquellas pacíficas y nobles criaturas. No irían directo a la pelea, ellos no eran así y no estaba en su naturaleza agredir. Ellos se defenderían. No darían el primer golpe, se quedarían simplemente allí dispuestos a proteger la Corte y su mundo.

Era una extraña táctica pero Liam no podía decir nada al respecto. El rey y Lord Fae estaban fuera con la mitad del grupo, dispuestos a dar sus vidas en la batalla si con eso evitaban que su tierra fuera tomada. Quizás Falco también estuviera con ellos, Liam no lo había visto hasta el momento y tampoco sabía si había regresado. Esperaba más que nada que Lizz estuviera bien, sabía que nada malo le había sucedido a ella, lo hubiera sentido si así hubiera sido. Él formaba parte del grupo que resistiría dentro, Lady Gwe no debía estar muy lejos comandándolos.

Podía escuchar su corazón latir con ansiedad. Había estado en batallas antes, se había entrenado toda su vida para ser un perfecto guerrero. Pero nunca había imaginado que terminaría en una situación así. Los recuerdos de lo sucedido la última y única vez que se había enfrentado a un grupo de monarquistas todavía lo atormentaban. No podía dejar que sucediera lo mismo, no podía volver a perder a alguien. Pensó en Lizz, le había prometido que sobreviviría, y estuviera donde estuviera ella intentaría lo mismo. Tendría que resistir, porque en el caso que ella volviera, tenía que estar allí para recibirla. Ella no podía perderlo, no podía hacerle aquello a su hermana.

Nicholas observó todo aquello desde un balcón al igual que la mayoría de los arqueros que allí estaban. Él y Riley tenían el tácito acuerdo de proteger a Liam sobre todo. Riley estaba a su lado, se mantendrían juntos y cuidarían el uno del otro tanto como fuera posible. Nunca había visto a su compañero tan serio, que Riley hubiera perdido totalmente su sentido del humor y su sonrisa era una incuestionable señal de qué tan grave era el asunto. Nicholas no le quitó el ojo de encima a Liam pero internamente no dejó de temer por Lizz.

—¿Qué sucede ahí? —preguntó Riley.

Él levantó la vista y se fijó en lo mismo que su camarada pero no vio nada del otro lado del salón. Fuera lo que fuera que había llamado la atención de Riley en el balcón opuesto él no lo notó. Estaba dispuesto a abandonar aquello cuando vio a alguien con un arco aproximarse hasta el borde, tensar una flecha y apuntar. Él se paralizó al ver que Liam era el blanco y llevó una mano a su aljaba para tomar una flecha pero Riley fue más rápido. Disparó y el disparo de la joven se desvió cuando se tuvo que hacer a un lado para evitar la flecha.

Liam retrocedió un paso cuando una flecha se incrustó a tan escasos centímetros delante de él, una flecha con plumas de un color azul eléctrico idénticas a las que utilizaba su hermana. Él levantó la vista y vio a la joven en el balcón que le había disparado. Hunter le sostenía con furia la mirada a Riley por haber arruinado su tiro. Había una oscura línea roja que cruzaba su cuello, alguien la había matado. Ese simple disparo bastó para desencadenar el caos. Sin saber exactamente cómo Nicholas se vio en medio de una terrible batalla. Escuchaba los gritos, los ruidos de las armas, veía las flechas volando por todas partes. No sabía de dónde había salido el enemigo pero ya estaba allí y no había perdido el tiempo en atacar.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora