Abrió los ojos y miró lo que la rodeaba sin comprender dónde estaba. No había nadie allí. Estaba de pie, en medio de un claro cubierto completamente de nieve. Era de día. Podía escuchar a los pájaros cantar pero había algo extraño en aquel lugar. El aire era puro pero había figuras en la lejanía, sobre las copas de los árboles. Parecían edificios. Pero aquello no tenía sentido, tampoco lo tenía cómo había terminado allí. Se preguntó por Lord Fae pero él se había esfumado al igual que el monarquista. Estaba sola, en medio de la nieve, en aquel extraño lugar.
¿Qué había sucedido? ¿A qué se había referido Lord Fae respecto a su magia? Ella nunca había sabido mucho de él, nadie lo hacía. Segundos antes había estado sentada sobre una piedra en un arroyo y ahora estaba allí de pie. Su aljaba y cualquier otra arma que tuviera había desaparecido. Su ropa había sido reemplazada por otra más humana y moderna y mejor contra el frío. Lizz miró su mano enguantada recordando aquel tacto, se había sentido tan familiar...
—Ailish.
Ella se dio vuelta al escuchar su nombre y reconocer aquella voz. Su voz quedó atrapada en su garganta al ver al joven unos metros frente a ella. Alto, igual de sorprendido e incrédulo que ella, vivo. Lizz corrió y lo abrazó fuertemente sin poder evitarlo. Hundió su rostro en su abrigo y luchó contra las lágrimas. Él se tensó y luego también la rodeó con sus brazos y la estrechó fuertemente.
—¿Es real? —preguntó Lizz.
—Sí —dijo Damon—. Te juro que es real.
Ella cerró los ojos y permaneció allí unos segundos más. Realmente era él, frente a ella, abrazándola. Lo había extrañado tanto, lo había necesitado tanto. Los últimos días habían sido una tortura, no había deseado perderlo. Se había obligado a no pensar en Damon para no sufrir, para poder lidiar mejor con su dolor y su pérdida. Pero allí estaba ahora. Y era realmente él, tal como había sido antes de morir. Su tacto se sentía igual, su abrazo, su cercanía.
—Lo siento tanto —dijo ella con desesperación—. Yo no te disparé, no te maté. Por favor créeme. Yo no fui. No quería que nada de esto sucediera, no quería perderte. No lo hice, tienes que creerme, nunca sería capaz de hacer algo así, yo...
—Tranquila. Lo sé —dijo él—. En ningún segundo pensé que fuiste tú. No te culpo de nada, sé que no fuiste tú quien disparó esa flecha y me mató.
—Debí haberlo previsto, debí haber hecho algo y evitado que aquello sucediera —dijo Lizz.
—No es tu culpa —dijo Damon y suspiró—. Finalmente puedo tocarte. Finalmente puedes verme y oírme. No he roto mi palabra Ailish, no te he abandonado.
—¿Cómo? —susurró ella.
—Te prometí que siempre estaría y jamás te abandonaría. No he soltado tu mano. No tienes idea de la tortura que ha sido. No puedo separarme de ese monarquista. A donde él vaya yo lo sigo, lo que haga yo lo veo, lo que piensa yo lo sé. Es horrible.
Lizz se quedó quieta y entonces lo soltó. Levantó sus manos y miró sus muñecas. Ella había intentado cortarse frente a él. Todo aquel tiempo... ¿Era posible? ¿Todas esas noches que el monarquista la había torturado mientras estaba en su celda Damon había estado allí también? ¿Había presenciado cómo había sido mordida y forzada a probar la sangre de un monarquista? ¿La había escuchado aquella noche mientras hablaba teniendo la intención de cortarse? Él había cumplido con su promesa, no la había abandonado, y ella había hecho lo contrario y había dejado de luchar por seguir adelante tal como le había prometido.
Se dejó caer de rodillas sobre la nieve ante tal golpe. No estaba segura si se trataba de una ilusión producto de la magia de Lord Fae o de algo real. Cerró los ojos un momento. ¿Podía ser cierto? Ella sabía que Axkral era tierra de vivos y muertos, que allí se podía hablar y reunir con los que ya no estaban y también sabía que por más que no los viera los espíritus estaban en el mundo. Espíritus, aquellos que permanecían por propia decisión y por eso eran invisibles, no fantasmas que estaban obligados a quedarse por estar ligados a algo y que sí eran visibles.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...