Capítulo 1

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Se apresuró a limpiar la sangre del suelo y cualquier otra marca que hubiera quedado en el baño. El agua de la ducha corría tintada de rojo todavía pero ella no podía dejar muestra ni de una sola gota. Se desesperó buscando en el botiquín del baño pero no encontró ninguna venda ni nada con qué ocultar los cortes. Su respiración era agitada, no podía permitir que nadie supiera.

—¡Lizz!

Escuchó el grito de Liam desde el piso inferior y se apresuró a cubrir todo. Cerró el agua, tomó su toalla negra y se apuró a limpiar toda la sangre que hubiera antes de dejarla echa un bollo en un rincón. Estrujó su cabello y se envolvió con una toalla azul mientras esperaba luego tener el tiempo suficiente para dejar el baño completamente limpio. A simple vista parecía bien pero ella temía que Liam la descubriera.

Salió y lentamente caminó por el pasillo hasta las escaleras. Sostuvo ambos brazos contra su cuerpo mientras no dejaba de tocar las finas puntas de su cabello y se resignaba internamente para lo que la esperaba. Inspiró profundamente sabiendo qué hacer. Cerró los ojos durante un segundo mientras se reprimía por lo que había hecho y saber que acababa de traicionar la confianza de su hermano. Uno a uno se dispuso a bajar los escalones.

—¿Liam sabes dónde puedo encontrar unas vendas? Hoy me atacó un animal por la espalda y lo cierto es que me tomó totalmente desprevenida —Dijo ella.

Se detuvo sorprendida de ver que su hermano no estaba solo y frunció el ceño al ver al joven junto a él. Este la miró directamente y ella pudo ver el brillo rojizo en sus oscuros ojos. Su cabello también era oscuro, aún más que el mismo café. Su rostro mostraba el perfecto equilibrio entre todas sus facciones. Su mirada era intensa. Su rostro demostraba seguridad y determinación absoluta. Sus labios eran finos y pálidos. Su belleza era algo que no se podía cuestionar y el traje que él traía puesto debía valer el salario de un empleado común. Ella le sostuvo la mirada completamente furiosa.

Hasta el atractivo de Liam quedaba opacado por aquel joven. Su hermano era fuerte y todo un caballero. Compartía con ella el mismo color chocolate de cabello y los mismos intensos ojos azules además de la misma sonrisa. Pero donde el cuerpo de Lizz era delicado y fino, casi pareciendo frágil, el de Liam era fuerte. Tenía la piel más clara que ella pero eso simplemente lo hacía verse mejor.

Su hermano se puso en pie y la miró preocupado pero ella no le dio importancia. Simplemente estaba concentrada en sostenerle la mirada al otro joven. Liam se acercó hasta ella y la tomó suavemente por el codo pero Lizz no se movió.

—¿Qué diablos haces aquí? —Preguntó molesta.

—Necesitamos hablar vulpini y ya que tú no piensas acudir a la cita yo vine aquí —Dijo él y le sonrió fugazmente, conforme con su victoria.

—Creí que habíamos acordado que tus asuntos indebidos se quedarían fuera de casa —Dijo Liam entre dientes y Lizz se deshizo de su agarre—. Será mejor que te vistas y bajes a explicarme esto cuanto antes.

—Tranquilo, ya me ha visto desnuda si es aquello lo que te preocupa —Dijo Lizz.

Le sonrió a su hermano ante su expresión antes de partir para ponerse algo. Volvió minutos después ya con ropa puesta y tomó asiento frente al joven. Liam se mantuvo de pie caminando de un lado al otro en la sala, tenso por la situación y por el extraño invitado. Lizz le sostuvo la mirada seriamente y él le sonrió apenas, rozando la malicia. Una sonrisa casi perversa que Lizz conocía a la perfección y sabía qué había detrás de ella. Todos los años, todos los acontecimientos.

—Cambiaste la cerradura por una élfica. Eso explica qué hacías en Galway —Dijo él.

—Quiero saber qué haces aquí y cómo te has atrevido a entrar a mi casa —Dijo ella y él le sonrió antes de recostarse cómodamente sobre el sillón.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora