Sorpresa! Doble actualizacion! No se olviden de leer la parte anterior ;) Es lo maximo que puedo hacer desde esta compu ajena pero se lo merecian porque el anterior era corto. Y,en serio, no se olviden de votar en los premios watty!
xoxo,
Sofi
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Ambos estaban sentados bajo la sombra de un árbol a la orilla del Lago Hin. Aaron se inclinó sobre ella y con una tinta oscura y cremosa comenzó a trazar un dibujo sobre su brazo. Lizz lo miró sorprendida pero no dijo nada ni se movió, le permitió seguir tranquilamente con su dibujo, se permitió observarlo mejor gracias a la luz y aquel ángulo. Su tacto se sentía bien y él estaba tan concentrado y abstraído con su labor que parecía fuera de aquel mundo.
Ella levantó la vista y se fijó en el halcón que los observaba fijamente desde las ramas de un árbol. Era hermoso y majestuoso, un animal que ella pudo admirar en todo su esplendor y deseaba más que nada verlo volar o probar su potencial. Aún cuando Aaron terminó con su trabajo no le prestó atención y continuó mirando fijamente al halcón a los ojos.
—Mira —Dijo ella y tocó su brazo para que siguiera la dirección de su mirada—. Es magnífico. Nunca antes había visto un halcón tan de cerca. ¿Crees que esté entrenado?
—Lo está —Dijo Aaron y Lizz contuvo un suspiro de desilusión.
—Es tan hermoso —Dijo—. Me recuerda a ti en cierto modo. El modo en que observa, en que analiza la situación. Tiene una mirada similar a la tuya. Creo que ya lo he visto antes. Escuché a una persona referirse a los halcones como falco. Dice que es un lenguaje culto e inteligente ya que falco significa halcón en latín y el latín es la madre de muchos idiomas como el francés, o el italiano.
—Impresionante que hayas aprendido todo eso. ¿Quién te dijo? —Preguntó Aaron y ella sonrió.
—Gente que conocí —Dijo ella simplemente.
—Supongo —Dijo él.
—Tengo algo para ti —Dijo ella y le entregó su bandolera—. He robado lo que me pediste.
Aaron se puso en pie y se alejó. Ella se levantó casi de un salto y corrió para alcanzarlo. Lo siguió sin decir palabra, como acostumbraba por confiar total y ciegamente en él. Aaron se subió a un tronco caído para cruzar uno de los cuatro ríos que nacían y morían en el Lago Hin y ella hizo lo mismo. Tuvo mucho cuidado de guardar el equilibrio ya que sabía que tenía prohíbida el agua de aquel lago. Lo hizo sin problema durante los primeros metros. Luego Aaron se dio vuelta y la empujó.
Ella gimió ante la sorpresa y cayó dentro del lago. Se empapó totalmente, se sentó y se apoyó sobre sus manos. El lago era poco profundo en aquella parte y ella estaba totalmente aterrada de haber roto la ley. Sabía que no debía siquiera tocar el agua del lago, nadie lo hacía. Y ahora ella estaba dentro. Levantó la vista y miró totalmente atemorizada a Aaron. Había confiado totalmente en él y la había traicionado de aquel modo pero él parecía no darle importancia y la miraba seriamente desde el tronco. Aaron abrió la bandolera que ella le había entregado y sacó una corona tan plateada como las estrellas formada a partir de ramas tan delicadas como las de un arbusto y con piedras tan preciosas que eran imposibles de imaginar. Se la colocó y centró toda su atención en Lizz.
—Ahora escúchame bien mientras estés ahí abajo —Dijo él—. Soy un dividido y mi padre no es cualquier Vynx. Mi padre es el rey Cilius, soberano de todos los seres y gobernante supremo de estas tierras. Y yo soy su hijo y como tal tengo derecho a hacer algunas cosas. Así que yo, Lord Aar, señor de las tierras del este, te entrego el regalo de la vida en vista de cuanto la aprecias cazadora. Lo único que tienes que hacer a cambio Lizz Dunne es seguir respetando la vida del mismo modo que te enseñé. A cambio, tendrás acceso al agua de este lago sagrado y por lo tanto a la vida. No morirás, y tu condición comenzará a mejorar. Tan solo te pido a cambio que me demuestres que vale la pena lo que hice por ti.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...