—¿En serio debo quedarme en casa estos días?
Saoirse levantó la vista del manuscrito sobre la mesa, las hojas estaban llenas de anotaciones y colores para marcar diferentes cosas. Su hija era demasiado pequeña aun para su edad, necesitaba algunos almohadones para llegar a la altura de la mesa. Su cuerpo era frágil y delgado, demasiado delicado aún para una cazadora. Su cabello color chocolate le caía sobre la venda que cubría su frente, un punto rojo marcaba allí donde la sangre se había colado. Saoirse observó durante unos segundos el delicado y joven rostro de su hija, sus brillosos ojos azules mostraban su aburrimiento y tristeza al estar encerrada, su labio inferior estaba en total contraste con su labio superior. Saoirse sabía, sin que ella se lo dijera, que había estado mordiéndolo y por eso ahora era tan rojo como las cerezas que estaba comiendo y estaba lastimado también, nada que ver con su labio superior que era de un suave rosado.
—Serán solo unos días, te diste un golpe fuerte —dijo ella.
—No fue tan fuerte para estar en casa encerrada —dijo la niña.
—Y al parecer yo no soy lo suficientemente estricta para evitar que te escapes con tu amigo por las noches cuando crees que no lo sé.
La niña no le respondió por más que ella tuviera razón. Miró para otro lado y se llevó otra cereza a la boca. Saoirse la miró durante unos segundos con tristeza, sabía que la estaba perdiendo. Cada día su hija se alejaba un poquito más de ella, lentamente el entrenamiento de cazador la estaba distanciando y forjando la fría y serena actitud que cualquier cazador tenía.
—El chico ese... me gusta. Se nota que te quiere y se preocupa por ti.
—¿Falco? Es un buen amigo —dijo su hija.
—Qué nombre tan extraño.
—A él le gusta que le diga así. Significa halcón en latín.
—Y él te llama Lizz. ¿No es así? Lo he escuchado llamarte así. ¿Te gusta ese nombre? –preguntó Saoirse y ella asintió.
—Sí. Me hace creer que soy fuerte, que puedo con cualquier cosa. Él cree que puedo terminar el entrenamiento de cazador, cree en mí. Él me dijo que mientras estuviera tirada en el piso era débil pero del momento en que intentaba ponerme en pie era fuerte. Y eso es lo que haré, no dejaré de intentar ponerme de pie hasta finalmente lograrlo, y si caigo lo haré de vuelta. No quiero ser débil, no quiero ser más esa chica que fui hasta ahora.
—No lo serás, Lizz —dijo Saoirse y ella le sonrió.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...