Parpadeó débilmente al sentir que algo la sacudía por el brazo. Lo primero que sintió fue el insoportable dolor de su cuerpo golpeado y no pudo evitar gritar. Enseguida una mano estuvo sobre sus labios para ahogar el grito. La aflicción era simplemente algo que ella no podía soportar. Todo su cuerpo estaba adolorido y gritaba en protesta. Los daños recibidos la noche anterior finalmente estaban pasando factura. Lizz quiso ignorarlos, ella era consciente que antes había sido capaz de sobrellevar cualquier dolor pero ahora no podía.
—Prométeme que no gritarás y te soltaré —susurró Timothy.
Ella asintió con dolor y entonces Timothy retiró su mano. Lizz mordió fuertemente su labio inferior para soportar el dolor, tanto que pudo probar el sabor de la sangre. Intentó levantarse pero le fue imposible, su cuerpo estaba demasiado débil. Cayó de cara al suelo y mordió más fuertemente su labio para mantener silencio. Timothy la tomó con cuidado y la ayudó a sentarse. Él la sostuvo unos segundos contra su pecho como si necesitase comprobar que siguiera viva, como si se tratara de un pequeño pajarito que había caído en pleno vuelo y ahora estaba demasiado frágil y herido.
Lizz se encogió contra él sin sentir nada. Tan solo deseaba creer que se trataba de un mal sueño, que nada había sucedido en realidad. Todo estaba oscuro a su alrededor pero ella podía sentir el suelo de piedra y la luz filtrándose a través de la puerta cerrada permitía distinguir una diminuta despensa llena de estantes repletos a más no poder. Miró debajo con temor, su vestido blanco había sido reemplazado por uno negro de algodón. Al menos estaba en mejor estado que el anterior y al menos la protegería mejor del frío.
—¿Qué sucedió? ¿Qué haces tú aquí? —preguntó.
—No podía dejarte sola en posesión de Elizabeth, te prometí que cuidaría de ti —dijo Timothy—. Te mantendré viva.
—Estaría mejor muerta —dijo ella y sonrió de aquel modo enfermizo—. Sí, la muerte suena bien. ¿Puedes matarme por favor?
—No —dijo él—. También tendremos que ocuparnos de hacerte reaccionar. No puedes seguir así. Esto ya no es un juego Lizz, estamos fuera y si deseamos sobrevivir debemos estar lo mejor posible. Si tú deseas sobrevivir necesitas levantarte y luchar. No te dejes caer. No te mantengas en el suelo, no seas débil.
—El suelo es sólido, no desaparecerá ni me traicionará —dijo Lizz.
—Y se supone que eres la única que podrá encontrar una respuesta a esta situación según mi señor —dijo Timothy—. Perfecto, el destino de todo está en una miserable niña loca.
—¿Por qué yo? ¿Por qué siempre me involucran a mí? ¡No es justo! ¡No quiero! —dijo ella y se alejó de él para acurrucarse en medio del pequeño espacio—. Quiero dormir. Nadie me necesita realmente, ya no. Estarán mejor sin mí. Solo soy un peso muerto.
—Peso muerto o no tienes que escucharme, al menos préstame un poco de atención ahora. Es todo lo que necesito —dijo Timothy—. Estamos en los dominios de Elizabeth, ella no te pondrá la situación fácil. Lo más importante que tienes Lizz es la marca que Damon te dejó, te protegerá. Nadie se atreverá a morderte o hacerte daño por tener eso, excepto Elizabeth. Pero tenemos un tiempo, un límite. Él dijo que estaría fuera tres noches. ¿No? ¿Pero qué crees que pasará cuando vuelva?
—No quiero —susurró ella.
—Pudiste huir de prisión, puedes huir de aquí —dijo Timothy—. Necesitas estar de vuelta.
—No puedo ser la chica que quieres —dijo Lizz—. Ella ya no existe, no debe volver a existir. Ella mató a Damon, mató a todos.
—Hunter hizo eso, no tú —dijo Timothy—. Necesitamos sobrevivir y salir de aquí cuanto antes.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...