Primera parte: El acecho

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—Creo que he perdido la sensibilidad en la mano, perdí la cuenta de todos los ejemplares que firmé —dijo ella—. ¿Puedes creer la cantidad de personas que había? ¡Fue totalmente maravilloso!

Saoirse sonrió mientras daba un giro, su vestido ondeando alrededor. A pesar de ser una mujer ya adulta, casada y exitosa, ella seguía siendo la misma niña que vivía de su imaginación y sus historias. Damon sonrió sin poder evitarlo al mirarla. Había extrañado el modo en que ella lograba darle color a su vida, Saoirse siempre tenía una sonrisa amable que ofrecer y nunca veía el mal. Para ella no existía la oscuridad, solo diferentes puntos de vista y tipos de enfoque. Ella se quitó sus zapatos y dejó su bolso sobre un sillón de cuero en la lujosa sala de su habitación en el hotel.

—Creo haberte dicho que serías una excelente autora.

—No es como si tú no me hubieras dado una historia que contar. Me pregunto qué hubieran dicho de haber sabido que el verdadero príncipe oscuro estaba presente.

—Posiblemente me hubieran hecho firmar libros también —dijo Damon y suspiró—. Gracias. Por permitirme recordar mi vida cada vez que desee, por escribirla para que no pueda olvidarla. Realmente estoy agradecido por eso.

—No es nada —dijo Saoirse—. Realmente me tomaste por sorpresa al aparecer. Intenté contactarme contigo para decirte que estaría en la ciudad pero no me contestaste.

—Ha pasado mucho tiempo, muchos años. La Sociedad me descubrió hace una semana y he tenido que ocuparme de eso así que no tuve mucho tiempo últimamente pero entonces vi el anuncio diciendo que estarías firmando libros y no pude resistirme a verte al menos. Temía que no me hubieras avisado porque no desearas verme.

—Eso nunca. Eres mi príncipe oscuro, jamás podría olvidarme de ti y me preocupe ya que no me respondías. Yo temí que algo te hubiera pasado, me hubieras olvidado o considerado que ya no era de tu interés. ¿Quieres algo de té?

—No gracias.

Ella partió dejándolo solo en aquella sala. Damon suspiró, no recordaba la última vez que había visto a Saoirse pero sabía que había sido hacía muchos años. Y ella de algún modo había logrado aparecer en el momento justo, ahora que la Sociedad lo había descubierto la compañía de ella le hacía fácilmente olvidarse del asunto y sus actuales conflictos. Se acercó al sillón al ver que el bolso de ella había volcado la mitad de su contenido cuando lo había dejado, igual de descuidada que como la recordaba.

Se detuvo al ver entre todos los objetos del bolso una fotografía y la tomó para mirarla con curiosidad. La joven no estaba mirando a la cámara sino que a algún otro punto pero sus brillosos ojos azules mostraban su alegría. Sus rosados labios estaban curvados en una sonrisa. Su cabello color chocolate estaba completamente despeinado, cortos mechones caían sobre su rostro pero de algún modo no resultaba desprolijo sino que iba con su apariencia. La fotografia había sido tomada desde la calle, ella estaba apoyada en uno de los puentes sobre el Liffey posiblemente mirando el agua. Él la observó durante unos segundos en silencio sin saber de quién se trataba.

—Es mi hija —dijo Saoirse acercándose con una taza de té hasta estar a su lado—. Es una de las pocas fotos que tengo de ella, nunca se queda mucho tiempo quieta o permite este tipo de cosas. Es bastante distante y reservada, es una cazadora. Pero aprecia la vida de un modo que ni yo puedo y eso es increíble. La novia de mi hijo logró tomarle esta fotografía porque ella no la notó.

—Es hermosa. No sabía que tenías hijos.

—Lo es. Y sé que no lo dices porque sea mi hija —dijo Saoirse y lo miró tristemente—. ¿No la recuerdas? ¿Realmente no lo haces? Tú la salvaste, si ella ahora está viva es gracias a ti.

—Lo siento —dijo él y miró con dolor la fotografía—. No la recuerdo.

—Tuve mellizos. -Dijo Saoirse y él la miró enseguida—. Ella no estaba bien, creí que la perdería. Entonces te llamé y tú lograste salvarla, te estaré eternamente agradecida por eso. Te quedaste unos días con nosotros para cuidarla, eras muy feliz.

—¿Cómo es posible que siga viva si carga la mala suerte? —preguntó él y Saoirse sonrió.

—No la conoces, no tienes idea de cómo puede llegar a ser, lo fuerte o el modo en que se aferra a la vida. Pero cuando lo hagas ella te hará perder la cabeza en todo sentido.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora