Final Primera Parte

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Todos los miembros se hicieron a un lado y la dejaron pasar cuando ella cruzó imperiosamente el pasillo. Una vez que estuvo dentro de la lujosa oficina y se sentó frente al directivo sonrió antes de acomodarse un mechón de su dorado cabello detrás de su oreja. Su cabello estaba recogido de un modo elegante con algunos delicados bucles sueltos, unos grandes y costosos lentes de sol Prada cubrían gran parte de su pálido rostro como la porcelana y sus labios eran finos pintados de un rojo sangre. Estaba sentada de un modo correcto que no se veía hacía décadas, su comportamiento era perfecto.

El hombre detrás del escritorio la miró con interés y seriedad. Nunca antes algo así había sucedido pero ella había dicho que venía completamente en paz. La mujer delante de él no solamente era peligrosa, sino que extremadamente poderosa también. Ella juntó las manos sobre su regazo de un modo casual y casi inocente.

—He venido con un proyecto en mente deseando ser escuchada —Dijo ella.

—Eso he entendido —Dijo el directivo—. Para serle sincero debo admitir que me sorprende. No le recomiendo que intente nada pues no se encuentra en una posición de ofender.

—Eso sería insensato de mi parte —Dijo ella y rio con inocencia—. En todos estos años jamás hemos llegado a algo. Si debo serle realista todo esto no me resulta más que una terrible pérdida de tiempo. Tengo la intención de hacer algunos cambios ahora que el poder de mi oposición comienza a debilitarse, quizás entonces cuando tenga el control total podamos llegar a un acuerdo mutuo.

—Entiendo a lo que se refiere pero no veo cómo podría ser posible —Dijo él.

—Es sencillo. Le puedo asegurar que por el trascurso que siguen las cosas en unos días yo tendré el poder total sobre todos y lo que deseo es hacer un acuerdo con usted —Dijo ella—. La Sociedad es una organización respetable a la que alguna vez tuve el orgullo de pertenecer y lo único que quiero es estar en regla con ella ya que comprendo sus motivos y también los apoyo. No veo el sentido a estos inconvenientes que vienen sucediendo desde tiempos memorables. Quizás mis compañeros lo hagan, pero yo no, y como está al tanto mi territorio es aquel que menos problemas ha presentado en cuanto al resto.

—¿Entonces qué es lo que propone? —Preguntó el directivo.

—Simplemente la paz, el cese de hostilidades de parte de ambos —Dijo ella—. Estoy dispuesta a firmar un acuerdo con la Sociedad y mis subordinados también lo están. Al menos la parte de la población que me obedece a mí, es decir aquellos que viven bajo mis dominios y en mi territorio, está dispuesta a aceptar también esto.

—Aquello podría traerle algunos inconvenientes con sus camaradas —Dijo el directivo—. Pero temo decirle que la Sociedad no hace acuerdos por parte, no en este caso. No me está ofreciendo mucho a cambio.

—Mi dominio ha avanzado en los últimos meses, no sé si estará al tanto de eso, y confío en que crecerá más. Puede revisar mi expediente, verá el tipo de persona que soy y nunca me equivoco —Dijo ella—. Deme diez días para demostrárselo.

—¿Cree poder aumentar su dominio a un nivel considerable en diez días? —Preguntó él y ella sonrió.

—Creo que puedo conseguir casi la totalidad —Dijo—. Si no es que toda. Quizás entonces mi oferta de paz sea mejor recibida. Tan solo deseo eso y si quiere también podemos negociar que ponga a los míos a su disposición, quizás puedan ayudarlo con un par de problemillas que tiene respecto a cierta cazadora.

—Es difícil encontrar la relación entre Lizz Dunne y los suyos de modo que no entiendo por qué querría ayudar con ese asunto ni qué gana a cambio —Dijo el directivo—. No le debe sorprender que sospeche al respecto.

—Lizz Dunne me ha ofendido, y por lo tanto a los míos. Queremos que de una vez por todas se haga justicia —Dijo ella—. Le propongo la paz absoluta, a cambio de lo que ella me robó.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora