Liam le dio un apretón en el hombro pero pareció como si Damon no hubiera sentido nada. Desde la noche anterior definitivamente había sellado su destino. Era como si aún pudiera sentir el peso del anillo en su chaqueta, o la brisa nocturna en su rostro al estar en el balcón, o incluso el suelo sólido bajo sus pies cuando se arrodilló por más que en aquel momento le había resultado todo menos sólido. Pero ahora ese anillo adornaba la mano de una eufórica Elizabeth por haberse salido con la suya y haber conseguido lo que deseaba luego de tanto tiempo, su alegría casi había sido genuina. Casi. Damon sabía que así no era y que eso no estaba bien.
—Hiciste lo mejor –dijo Liam—. Sabes, que de todos modos, aún puedes arrepentirte.
—No. Ailish está a salvo. Ella merece esto. Merece vivir, merece ser feliz, merece estar fuera de peligro. Tan solo prométeme que no dejarás que interfiera en esto.
—Lo prometo –dijo Liam y Damon respiró profundamente.
—Entonces ya no hay nada que hacer. La ofensa perdió valor. Mantén tu palabra y yo mantendré la mía. Ella no puede saber la verdad.
Liam miró durante un segundo la imponente Sede junto a ellos, la parte administrativa tan triste y gris como cualquier edificio de aquella zona, él disfrutaba más de las otras instalaciones en la ciudad que la parte esa. Sabía que aquel acuerdo había sido entre más personas que ellos dos pero a pesar de lo que aquello significaba Damon tenía razón.
—No sabrá nada. ¿Entonces un mes?
—Cuanto antes sea, mejor. Casualmente Elizabeth ya tenía todo listo, solo le faltaba la fecha a las invitaciones –dijo Damon con desagrado.
—Por alguna razón no me sorprende. Podemos hacer un buen trabajo, juntos. Seguro el directivo dispensará de mis obligaciones si se lo pido.
—Liam, no lo necesitarás –dijo Damon y Liam lo miró con cuidado—. Ella quiere que sea aquí, en Dublín, y no pude hacer nada para disuadirla. Estoy atado de manos.
—¿Aquí? Por el cielo –dijo Liam al comprenderlo—. Es una perra.
—¿Recién ahora te das cuenta? Imagina llevar un siglo y medio con ella. Y ahora estaré unido eternamente a ella. Tan solo ocúpate de mantener tu parte del acuerdo.
—Habrá que ver cómo se lo decimos a los demás si es que tu querida prometida no se ha ocupado de anunciarlo a los cuatro vientos todavía. No sé cómo se lo tomarán Riley, Nicholas y Marcus.
—Solo necesitan saber que me casaré, nada más.
—¿Y qué hay de Lizz? –preguntó Liam.
—Ella me dejó. ¿Recuerdas? Me pidió tiempo y cuando una mujer hace eso significa que no planea volver a verte por un rato. O peor. ¿Tú sabías que ella estuvo enamorada de Falco? Ni siquiera creo que esos sentimientos la hayan abandonado por completo alguna vez.
—Viste el video.
—Es difícil no hacerlo cuando te dicen sobre eso y luego notas que toda la prensa está dedicada a ese tema, las criaturas se regodean con ese tipo de chismes.
—Perfecto, nuevamente la prensa de las criaturas está sobre mi hermana. Como siempre –dijo Liam con cansancio—. Supongo que también has visto las noticias de la Sociedad.
—Elizabeth desarrolló cierta afición a eso aunque no duda en quemar las partes que hablan sobre Ailish.
—De momento parece que ella se quedará en Londres.
—Es lo mejor –dijo Damon y le mostró una triste sonrisa—. Las criaturas son más efectivas en cuanto a eso. Se está quedando en un departamento y también la han visto reunida con miembros de la antigua elite.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...