Capítulo 22

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Lizz suspiró al cerrar la puerta, se sentía bien estar de nuevo en casa. Sus oídos le seguían molestando luego del viaje en avión y además se le había sumado una ligera migraña que ella intentaba ignorar. Riley debía estar con Gwe intentando convencerla de su actual plan, aprovechar que al día siguiente todos los monarquistas estarían reunidos en un mismo lugar para llevarla de nuevo a la Corte. Lizz tendría que ocuparse luego de pedirle a Sweec que le echara una mano en ese asunto. Nicholas, por otra parte, se había reunido enseguida en la Sede con el directivo de Dublín y el líder de los Black Knight para mostrarles las pruebas obtenidas. Ella confiaba en que podrían hacerlas llegar a Londres y al directivo principal, a pesar de ya ser de noche esperaba que no fuera demasiado tarde.

Sacó su reloj de bolsillo y se fijó en la hora, eran pasadas las once. Tenía tiempo para descansar antes de volver a salir para reunirse con Bennie. Si todo había salido bien entonces ella se encontraría con él y Sweec, el contrato matrimonial en manos del estafador. Todavía guardaba esperanza, sabía que había llegado lejos. El reloj estaba corriendo, su tiempo limitado a horas, pero ella necesitaba creer que lograría su objetivo. La otra opción era demasiado mala y dolorosa como para considerarla.

Sintió su corazón detenerse cuando escuchó el teléfono sonar. Su mano se crispó y tembló mientras sostenía el reloj. La casa estaba completamente en silencio como aquella vez. Al menos las luces estaban encendidas, no era tan tarde. Pero estaba sola. Lo recordó todo a la perfección. Falco sosteniéndola entre sus brazos, la oscuridad de la sala protegiéndolos mientras planeaban su escape, ambos sonriendo. Él había estado a punto de besarla y entonces el teléfono había sonado y ella se había apurado a contestar para que el ruido no despertara a Liam y los descubriera.

Se acercó y contuvo la respiración al levantar el teléfono. La última vez que este había sonado en medio de la noche cuando ella acababa de entrar fue para avisarle que sus padres habían muerto. Internamente pidió para que no se tratara de una noticia sepulcral, ni siquiera una mala. Cerró los ojos al sostener el auricular contra su oído. Inspiró profundamente. Era estúpido, no debía temer, nadie le diría que alguien había muerto.

—¿Sí? —dijo ella.

—¿Lizz? Gracias al cielo que has vuelto y estás bien. ¿Tienes idea de lo preocupado que me has tenido estos días? ¿Dónde te habías metido? —dijo él y ella suspiró.

—Liam.

—No puedes simplemente huir así como hiciste.

—No huí. Tenía cosas que hacer.

—Justo después que Damon supiera la verdad.

—Tenía que irme ese día, lo tenía planeado de antes. Por eso permití que él supiera la verdad. Aquello suena más a mi estilo que simplemente huir. ¿No crees?

—Touché. ¿De todos modos, has visto a Damon? Creí que estaría con Ultan pero no es así y tampoco está respondiendo mis llamadas.

—¿Liam, tienes idea de qué día es hoy?

—¿Jueves por la noche?

—Es la noche antes de que se tenga que casar con Elizabeth, temió a aquel día desde que supo de su compromiso. Ese compromiso le costó todo, lo condenó por toda su vida. Por ese maldito compromiso Elizabeth fue tras él y lo hizo un dependiente. No debería sorprenderte que te esté evadiendo o quiera estar solo. No tienes idea de lo mal que se debe sentir o lo aterrado que debe estar.

—¿Si lo ves puedes decirme?

—Creo que él puede cuidarse perfectamente por su cuenta.

—Lo sé pero igual me importa.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora