Ambos salieron del agua y se arrastraron por la arena. Damon se dejó caer boca arriba sobre la orilla y miró el cielo nublado. Lizz tosió y nuevamente maldijo su condición mientras escupía agua. Le hubiera gustado ser capaz de soportar la respiración como cualquier persona normal y no comenzar a ahogarse a los pocos segundos. Se quitó su aljaba y la vacío a un lado para que pudiera secarse. Se dejó caer junto a Damon mientras intentaba calmar su respiración y recobrar su paz.
Ambos permanecieron en silencio durante unos minutos mientras intentaban tranquilizarse y luego sonrieron, hasta rieron por la situación. El viento era refrescante y una gran calma dominaba el ambiente. No había ruidos de ningún tipo además del calmado sonido del agua. Estaban totalmente empapados y agitados luego de lo vivido. Por un momento tan solo se dedicaron a mirar el cielo en silencio.
—Creo que me venía bien un baño —Dijo Lizz—. No vi mi aspecto pero no era difícil imaginarlo por los lugares por los que me anduve arrastrando en la Sede.
—Viniste a buscarme —Dijo él.
—¿Creíste que no lo haría? —Preguntó ella.
—No, no es eso. Es tan solo que en todo este tiempo jamás creí importarle a alguien —Dijo Damon y suspiró—. Al menos no tanto como para hacer aquello. Lo que hiciste hoy por mí...
—Tú me cuidas yo te cuido. Ese es el trato —Dijo Lizz y giró su rostro para mirarlo al tomar su mano—. Es así como tiene que ser. Jamás te hubiera dejado atrás. Tú ya me has salvado muchas veces, era tiempo de que te devolviera el favor. Lamento haberte engañado todo este tiempo.
—Estaba seguro que no podías haber olvidado —Dijo él y sonrió—. Sabía que lo recordabas y estabas fingiendo y sabía que estaba en lo correcto por más que el niño bonito creyera que me estaba aferrando a eso porque me negaba a creer la realidad.
—¿Y por qué estabas tan seguro? —Preguntó ella.
—Porque muy en el fondo seguías siendo tú. La misma chica rebelde que no se deja dominar por nadie y que no sabe qué hacer cuando le digo cuánto me importa, lo que siento por ella, lo hermosa que es o la acaricio —Dijo Damon y acarició su mano—. Sabía que no te había perdido Ailish.
—Pude engañar a todos perfectamente menos a ti —Dijo Lizz—. Me pusiste las cosas muy complicadas, sobre todo al final. No quería engañarte y tú sospechabas que lo hacía. No tienes idea de cuánto me costó hacerlo, ver el dolor que te provocaba cada vez. Me odiaba por lastimarte. No quería hacerlo.
—Me hería lo que ellos te habían hecho —Dijo él—. Creí que los mataría a todos, aún más cuando vi el video. ¿Cómo recordaste?
—Matt —Dijo ella—. Falco me dijo que Londres haría cualquier cosa por conseguirme y ellos siempre consiguen lo que desean. Supe enseguida que él buscaría un modo de probar que yo había roto la ley y utilizarlo como excusa para llevarme. Lo preparé todo. Si me dejaba atrapar tendría acceso a la información que deseaba. Busqué a Caballero e hice un trato con él. Su libertad a cambio de los secretos del mundo. Así supe de cosas como la llave y las conseguí. Pero Falco me tomó por sorpresa. Tuve menos tiempo del que había calculado.
—No recibiste la respuesta de Matt a tiempo —Dijo Damon.
—Así es. Creí que todo estaba perdido en ese momento y así fue al principio —Dijo Lizz—. Entonces me enviaron a Paris tras Matt y Emma. Él me hizo tomar el antídoto y lo recordé todo. Te recordé a ti, cada simple segundo a tu lado, cada sentimiento, y también recordé por qué estaba allí y todo lo que ellos me habían hecho olvidar. Sabía que vendrías a buscarme.
ESTÁS LEYENDO
Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...