Liam bajó del vehículo de un salto junto con otros dos miembros. La lluvia no había cesado en ningún momento durante la tarde y continuaría así toda la noche. La escena del incidente se encontraba completamente cerrada y miembros de la Sociedad ya estaban trabajando en ello por más que no había rastro de ningún otro ser en kilómetros. Habían recibido el mensaje hacía pocos minutos y habían actuado rápida y eficazmente como acostumbraban. Un miembro había llamado para comunicarlo tras la zona haberse vaciado de vida abruptamente y sin razón aparente.
Liam pasó por debajo de las cintas de prohibido el paso y se introdujo en el abandonado galpón. El lugar se trataba de un verdadero basurero y los miembros de la Sociedad ya se habían puesto manos a la obra. Había deductores reconstruyendo el hecho, identificadores tratando las pruebas encontradas hasta el momento, informantes ayudando por doquier. Hombres recogían con sumo cuidado y con la ayuda de unas pinzas cabello del suelo y lo guardaban en una bolsa de plástico. Él se acercó hasta el centro de atención y observó las cenizas y la ropa en el suelo junto con la sangre en varias partes.
—Creemos que se trata de un monarquista —dijo un hombre—. Y la sangre encontrada es de Lizz Dunne.
Todos se quedaron en silencio al ser conscientes de la presencia de Liam pero aquello pareció no afectarle. Él se agachó y observó con atención la escena. Era un miembro de la Sociedad y como tal su deber era atrapar a los criminales, aun si se trataba de su propia hermana, había jurado y no podía romper su juramento. Ella era su enemiga ahora y él no podía perder la poca confianza que la Sociedad le tenía.
—La flecha le atravesó la espalda y llegó a su corazón. No fue un tiro limpio, conozco la técnica de ella. Está herida gravemente, la sangre lo comprueba —dijo Liam con seriedad y se puso de pie—. No pudo haber llegado muy lejos. No está en buen estado. Será fácil de atrapar, necesitamos un rastreador. Abandonen cualquier otro asunto.
—¿Y qué hay de los incidentes que se siguen presentando? —preguntó un joven y calló ante la fría mirada de Liam.
—Son distracciones, sabemos que las criaturas la defienden y protegen. Todo este dia no ha sido más que una trampa para nosotros, una distracción para que no estuviéramos al tanto de ella. Lo más probable es que siga en esta ciudad, sus amigos no se arriesgarían a cargarla en tal estado y huir con ella. No pudieron ir muy lejos, deben haber buscado algún refugio y alguien que los pudiera ayudar. Si queremos atraparla no debemos perder más tiempo aquí.
A pesar de apenas ser un iniciado la autoridad que le confería ser un maestre y cargar la buena suerte era la misma autoridad que tenían los miembros a cargo. Nadie dudó de él al saber que era perfectamente lógico lo que decía y el grupo de investigación se quedó atrás en la escena mientras el grupo de búsqueda siguió a un rastreador fuera y por las lluviosas calles. Era mejor si no pensaba que era su hermana a quien estaban intentando atrapar, una persona con la que había crecido toda su vida a pesar de ella estar casi siempre fuera y ser poco demostrativa, alguien que amaba y había prometido cuidar. Lizz era lo único que tenía. Pero el único modo de protegerla era ganando la confianza de la Sociedad, solo entonces él podría realmente ayudarla y además confiaba en que ella era lo suficientemente hábil como para que no pudieran atraparla.
El rastreador los llevó hasta una antigua casa que se dedicaba a negocios lujuriosos pero que la ley respetaba al tratarse de lo que vivían aquellas criaturas. Varias mith se encontraban en la puerta, exhibiendo sus cuerpos e invitando a los hombres a entrar. Cuando la Sociedad irrumpió dentro ellas protestaron y se mostraron totalmente indignadas. Una mujer con una severa y autoritaria mirada bajó las escaleras que llevaban al primer piso pero ninguno de los miembros de la Sociedad se inmutó.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...