Capítulo 1

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Kaitlyn le dio con necesidad otra pitada a su cigarrillo. Intentó calmarse o no mirar el reloj tan desesperadamente. Ya era de noche y muy tarde y ella sabía lo peligrosas que podían llegar a ser las calles últimamente. Ni Liam ni Riley habían vuelto todavía y ella comenzaba a inquietarse demasiado. ¿Estarían bien? ¿Les habría sucedido algo? ¿Los habría atacado un monarquista? Intentaba no pensar en aquella opción pero era imposible. Ni siquiera era viernes y ya catorce miembros de la Sociedad habían muerto atacados por monarquistas.

Liam y Riley estaban bien, tenían que estarlo. Ella sabía lo buenos que ambos eran pero la amenaza aún estaba presente. Respiró profundamente e intentó mantenerse calmada como Nicholas y Marcus. Ellos dos estaban sentados en el sillón de la sala trabajando con el ordenador portátil de Marcus. Luego de una hora él finalmente había logrado explicarle al cazador lo que debía hacer aunque Nicholas no era capaz de nada más allá de tocar unas teclas. Ellos no dejaban de experimentar con diferentes tonos de piano.

—Ya son más de las nueve —dijo Kaitlyn—. ¿Qué debemos hacer? Deberían haber llegado hace una hora.

—Ellos están bien. Riley sabe lo que hace y no permitirá que nada malo le suceda a Liam —dijo Nicholas y tocó una tecla provocando otro sonido de piano.

—Sigue siendo agudo —dijo Marcus—. Y debemos bajarlo un tono o dos, tiene que parecer real. Quizás unos parlantes bajos ayudarían.

—Esa cosa suena real —dijo Kaitlyn y se acercó para verlos—. ¿De todos modos qué se traen entre manos?

—Estamos haciendo una trampa —dijo Nicholas sonriendo—. Él me está ayudando ya que no manejo este tipo de cosas.

—¿Puedes creer que no tiene siquiera una cuenta de mail? Los cazadores realmente me preocupan —dijo Marcus.

—Ustedes me preocupan, han estado con eso toda la tarde —dijo ella—. ¿Qué clase de trampa se supone que están haciendo?

—Los monarquistas se comunican de este modo, ellos pueden saber cuando hay otro cerca al escuchar música. Cada uno tiene su propia música —dijo Marcus.

—De este modo, con la ayuda del oído de Marcus, podemos crear un tipo de música que haga creer a un monarquista que hay otro cerca —dijo Nicholas—. Y no cualquiera.

—La música de Damon es un piano —dijo Marcus—. Si él realmente anda por ahí como creemos entonces te aseguro que debe ser uno realmente poderoso.

—Sigo sin entender —dijo Kaitlyn.

—Ya verás si logramos que funcione —dijo Nicholas y sonrió con astucia—. Si esto funciona podría salvarnos la vida.

Kait se dio por vencida y dejó a los dos chicos continuar con lo suyo. Se dejó caer sobre un sofá ignorándolos mientras ellos continuaban probando diferentes tonalidades e intercambiaban palabras. Ella suspiró. Los últimos cuatro días habían sido como una pesadilla. No sabían nada de Lizz, las calles estaban cada vez más peligrosas, los monarquistas estaban matando sin piedad y además estaba la amenaza de que ahora Damon fuera uno de ellos por más que no tuvieran ninguna prueba o hubieran sabido algo de él.

Pero fuera de eso ella solo podía pensar en Lizz, en la cazadora que la había ayudado y había llegado a apreciar realmente en el poco tiempo que había llegado a conocer. Ella lo había arriesgado y perdido todo para intentar impedir aquella situación. Había advertido sobre una guerra con monarquistas y se había asegurado de brindarle a la Sociedad los elementos necesarios para que pudiera protegerse pero solo los cazadores la habían tomado en serio y habían huido al Otro Mundo para ponerse a salvo a tiempo.

Se estiró y tomó de la mesa la pequeña caja de madera. La abrió y miró con tristeza su contenido, los dos anillos, el reloj de bolsillo y el collar con un dije de corazón. Las pertenencias de Lizz. Su aljaba también descansaba sobre la mesa con sus flechas y su arco dentro, un eterno recordatorio de que ella ya no estaba y que necesitaban encontrarla cuanto antes. Por aquella razón todavía no habían abandonado la ciudad cuando lo más seguro hubiera sido partir. Riley y Nicholas eran los únicos cazadores que debían quedar en todo el país y todo porque se negaban a partir sin ella. Liam jamás dejaría a su hermana, Marcus tampoco cuando su prima no lo había dejado a él y Kait no podía abandonarlos y tampoco a ella.

Presa (Cazadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora