Saoirse se fijó en Lizz al escucharla suspirar. Ella miraba de un modo ausente la cereza entre sus dos dedos. Verla en aquel momento, sabiendo en lo que se convertiría era extremadamente difícil. Por un lado estaba orgullosa de su hija, de lo que haría y la vida que tendría pero también se preocupaba porque sabía que no sería fácil y muchas veces ella sufriría. No podía protegerla para siempre y apatarla de cualquier peligro. Sin importar lo que hiciera su hija encontraría el modo de ser quien estaba destinada a ser, aun si ahora parecía una simple niña de cinco años, débil y frágil por su condición.
—A veces me pregunto —dijo Lizz suavemente—. ¿Por qué yo y no Liam? ¿Fue pura casualidad o estaba decidido de antes?
—Puedes creer en el azar o en el destino pero no puedes creer en ambos.
—Lo sé.
—¿Entonces en qué crees? —preguntó Saoirse y su hija suspiró.
—No lo sé. Vivo en el azar, sin saber si mañana podré levantarme de mi cama. No me gusta creer que alguien ya decidió mi vida, que esta está escrita y no hay modo de cambiarla. Pero tampoco me gusta no saber si mañana seguiré con vida. Quizás, si no fuera así, si no necesitara de toda mi fuerza para cerrar una puerta o sangrara por cualquier cosa, si un simple golpe en la cabeza no me obligara a estar días en casa sin hacer nada; creería en el azar.
—No creo en el azar.
—Eres una scenarista, puedes ver la historia que cada uno lleva y vivirá. ¿Cómo puedes creer en el azar si sabes que todo ya está echado? —dijo Lizz y Saoirse le sonrió antes de ponerse en pie y acercarse a ella.
—No creo en el azar, pero tampoco creo que el destino esté del todo echado —dijo y dulcemente acarició el cabello de su hija—. Pero sí sé que las cosas suceden por algo, no son simple casualidad. No creo que Liam hubiera podido cargar tu salud como tú lo haces. Si te tocó a ti fue por algo.
—¿Por qué?
—Porque eres especial, y eres fuerte y eres lo suficientemente hábil para encontrar un modo de superar cualquier cosa que aparezca en tu camino. -Dijo Saoirse sonriendo.- Lo sé. Tu hermano no hubiera sobrevivido con tu condición, tú lo harás. Por eso te tocó a ti, porque eres la que puede soportarlo y superarlo.
—¿Es esa la historia que has visto en mí? —preguntó Lizz.
—He visto una historia interesante, una intrépida y hábil cazadora capaz de hacer cualquier cosa que se proponga, que lucha por sus creencias y defender la justicia. No estarás sola, conocerás gente muy importante a lo largo de tu vida. Unos fieles amigos, un hermano que siempre estará a tu lado y un joven que jamás se dará por vencido contigo —dijo Saoirse y la besó en la mejilla—. Un príncipe.
—No conozco ningún príncipe.
—No es uno en realidad aunque si conocerás uno real. Será bueno contigo, te cuidará, estará cuando lo necesites, te hará sonreír y te hará feliz de un modo que nadie más lo hará. Y tú lo ayudarás, está roto por dentro a causa de la falta de esperanza pero tú podrás repararlo y darle nuevamente algo en que creer. Mi querido príncipe oscuro.
—Mamá, ese es uno de los personajes de tus libros —dijo Lizz en protesta y Saoirse rió cuando le lanzó una cereza.
—¿Y quién dice que él no puede tener una historia de amor?
—Las personas hacen cosas tontas por amor, no es bueno.
—Lo tonto no quita lo valiente —dijo Saoirse y volvió a sentarse frente a su manuscrito—. Me gustaría poder vivir una historia de amor entre la bandida Aine y el príncipe oscuro.
—Entonces escríbela, a tus lectores les gustará. Tú eres la autora, puedes hacer lo que quieras.
Ella volvió a ignorarla y se llevó otra cereza a la boca. Saoirse miró con cariño a su pequeña niña, lo que ella creía que eran historias inventadas eran o serían reales. Algún día Lizz descubriría que ella había decidido escribir su historia para conservarla, para tener algo a lo que aferrarse si llegaba a perderla por su condición. Los libros de la bandida Aine le pertenecían a ella, a la vida que tendría. Los libros del príncipe oscuro le pertenecían a él, a la vida que había tenido para que pudiera recordarla con solo volverla a leer.
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Presa (Cazadora #2)
AventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...