—Me gusta más la camisa roja —Dijo ella y él le sonrió.
—Eso es por lo ocurrido en Zurich —Dijo Falco y Lizz se encogió de hombros.
—De todos modos me gusta más la camisa roja —Dijo ella—. Te queda mejor.
—Me gusta esta Lizzie. Mañana, cuando salgamos a cenar, me pondré la camisa roja. La guardo para ti. Te lo prometo —Dijo él.
Falco terminó de abrochar los botones de su camisa verde oscuro. Se miró en el espejo una última vez. Sus ojos color caramelo demostraban que estaba calmado y feliz. Su oscuro cabello seguía húmedo a causa de su reciente ducha. Él escuchaba la música sonar en el piso inferior pero no le daba importancia. Miró en el reflejo del espejo a Lizz. Ella estaba sentada sobre su cama sosteniendo con gracia una copa delgada de licor de hada y lo observaba. Llevaba puesto un vestido negro que cubría su cuerpo como un pañuelo de seda, era demasiado corto y demasiado escotado y dejaba su espalda al descubierto. Llevaba unas botas bajas negras en sus pies.
Él se dio vuelta y se acercó hasta ella. Deslizó una mano sobre su brazo, su piel era extremadamente suave. La observó durante unos segundos mientras ella le sostenía la mirada. Deseaba tocar su piel, deslizar sus manos por todo su cuerpo y al menos por una noche tenerla. Lizz siempre se negaba y fuera por el poco tiempo que tenían juntos a causa de las misiones o porque siempre alguno tenía algo que hacer ella ni siquiera había dormido una noche con él. Falco había estado realmente preocupado al verla aquella mañana, tanto por saber lo que le había sucedido cómo por saber las consecuencias que podrían tener lo que estaba haciendo si él no hubiera interferido.
—¿De dónde sacaste el vestido? —Preguntó.
—¿Por qué? ¿No te gusta? —Preguntó ella y él sonrió.
—Harás que más de un hombre enloquezca con eso y varios querrán matarme por ser yo tu novio. A veces creo que eres demasiado inocente, que no tienes consciencia de tu apariencia —Dijo Falco y sostuvo una mano contra el rostro de ella—. Me encanta Lizzie.
—Creí que así sería —Dijo ella y sonrió antes de tocar con su pie la pierna de él.
—Eres una pieza de arte —Dijo él—. Tan hermosa, tan preciosa, tan perfecta...
—No es mucho comparado con un príncipe, con Lord Aar y la fama que él tiene. ¿Cuántas doncellas querrían matarme si supieran de esto? —Dijo Lizz—. Y no nos olvidemos de tu padre.
—Como ese maldito te ponga un dedo encima le cortaré la cabeza —Dijo Falco—. Es una promesa y lo sabes, no dejaré que te toque.
—Estarías rompiendo la ley. El rey tiene derecho a reclamar cualquier mujer que mantenga relación con cualquiera de sus gobernados —Dijo ella—. ¿Qué harías si alguna vez sabe de esto y me reclama? Me has mantenido alejada de Irlanda por la excusa de tu padre y que si este ve mi piel y ve tu beso en mis labios me reclamaría. ¿Qué harías si lo hace?
—Lo retaría a un duelo —Dijo él—. Haría cualquier cosa por ti, pelearía contra cualquiera. Estoy dispuesto a soportar, a hacer cualquier cosa por ti pero creo que eso ya lo sabes.
—La vida que deseabas a cambio de mi vida —Dijo Lizz.
—No hubiera sido la vida que deseaba sin ti —Dijo Falco y se inclinó para estar a la altura de ella—. Hubiera aceptado cualquier cosa para que siguieras viviendo, aun este horrible título de nobleza. No me importa ser un príncipe de los Vynx, no me importa estar condenado a eso ni todo lo que conlleva porque tú sigues con vida y eso es suficiente para soportarlo. Te amo Lizzie.
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Presa (Cazadora #2)
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...