— ¿Sabes por qué todos tienen miedo de estar afuera en la noche? ¿Sabes por qué prefieren salir al alba y caminar por dos días que usar este paso?
— No.
— ¿Quieres saber?
El pequeño niño miraba a un grupo de cuatro chicos. Todos sentados sobre el suelo, apoyando su espalda contra las carretas, comiendo manzanas de un costal que pasaban uno al otro. Su viaje había sido detenido por su líder, para evitar entrar en la espesa vegetación a menos de cinco metros de ellos. Muchos jóvenes se habían quejado, aunque lo habían hecho por el morbo y la intriga más que por el deseo de llegar a su destino.
— ¿Usted sabe?
— Pff. Todos lo saben. Te lo diré si prometes no asustarte y no decirle a nadie que yo te lo dije.
— Lo prometo.
— Bueno. —Miraron a los lados verificando que nadie más estuviera escuchando.
— Es por los espíritus. —Le susurró.— ¿Espíritus?
— Sí. Espíritus vengativos de dos seres de pesadilla. —La cara del niño cambió de expresión. Lucía tan incrédulo como asombrado.
— ¿Espíritus de quién?
— De dos hombres que...
— No confundas al niño, eran dos muchachos como de nuestra edad. Hermanos...
— ¿No eran mayores?
— Eran esposos. Un señor y una señora. —Corrigió el primero que había hablado. Volvió a mirar al niño y continuó:
— Siempre fueron raros esos señores. La doña, dicen que siempre estaba recolectando yerbas y preparando brebajes. Él se llamaba algo así como Kwang, Kwon... algo así. Y dicen que era el príncipe heredero. Uno que está prohibido de mencionar. Incluso te traería problemas sólo referirte a él.— ¿Un wonja?
— Sí. Dicen que estaba loco. Que asesinó a muchos para probar sus inventos macabros y armas letales.
— Dicen que era el hijo de la emperatriz, pero que la asesinó y luego también asesinó al emperador para tomar el trono, pero otro de los príncipes fue nombrado heredero y tomó cartas contra...
— Lo estás confundiendo. —Regañó de nuevo.
— Mira, niño: hace no mucho tiempo, hubo dos herederos. El primero, el legítimo, era un hombre avaro, pero responsable, el segundo era apuesto, pero sádico. Ambos asistieron a la guerra cuando los manchúes quisieron tomar esta nación. El sádico acabó con cientos, miles de vidas y ofreció toda la sangre que derramara a su espada para volverla más fuerte, para que se llenara de odio y de sed de sangre. Cuando el emperador de aquel entonces lo supo, mandó ejecutarlo de inmediato. Le dispararon cien flechas y lo arrojaron al río con piedras en los pies para que no pudiera flotar. El primer heredero regresó y anunció a su padre la culminación de la guerra y la ejecución de la orden dada. Ante su lealtad, el emperador, que había enfermado entonces, lo nombró único heredero y ascendió al trono. Los años siguentes, la nación tardó en recuperarse y muchos aún morían. Creían que era normal que la población disminuyera, hasta que ocurrió algo que dejó a todos helados. Dicen que mientras unas mujeres lavaban en el río, encontraron un cuerpo, pero parecía estar seco. Como si lo hubieran drenado por completo. Resulta, que el príncipe sádico había vuelto, más fuerte y con una gran sed de sangre, beneficiado por los asesinatos que había cometido. Dicen que la espada no fue lo que absorbió las almas de sus víctimas, sino él y no pudieron matarlo entonces porque se había vuelto una especie de demonio. Él se alió con una bruja que vivía recluida en una montaña y ella aceptó ayudarlo si la hacía fuerte también. Una noche, mientras todos dormían, el príncipe sádico volvió al palacio y se presentó ante su majestad con una gran sonrisa y prendió fuego a todo y a todos. La gente comenzó a darle caza temiendo que se convirtiera en una plaga asesina, pero fue entonces que se dieron cuenta de que algo lo protegía. Un conjuro. Un extraño conjuro que la bruja le había hecho para regenerarse y por el cual él también le proporcionaba almas para sus embrujos, y la gente de los pueblos fueron a incendiar su casa con ella adentro. Al mismo tiempo, le cortaron la cabeza al príncipe y lo arrojaron al fuego para evitar que se regenerara. Lo vieron arder hasta que se consumió por completo y creyeron que estaban salvados. Creyeron que habían erradicado el mal, pero no contaban con que los dos se escaparían del mundo de los muertos como fantasmas. Nadie sabía que esa bruja tenía poderes más allá de lo imaginable y que podrían seguir viviendo matando a la gente. Y todo eso pasó justo dentro de ese bosque. —Señaló hacia el lugar.
— Durante las noches, comenzaron a escuchar gritos horribles, aterradores, y en las mañanas encontraban cuerpos desollados o secos en la entrada del bosque. Todos aquellos que se aventuraban en la noche por estos lares, eran víctimas de una horrible muerte. Y poco tardaron en darse cuenta de que eran los espíritus de esos dos. Enfurecidos, buscando a un inocente vivo al que arrancarle la carne, beber su sangre y arrastrarlo al borde de la perdición para la eternidad para poder seguir viviendo ellos. Dicen que, hasta ahora, nadie que los haya visto alguna vez ha sobrevivido para contarlo, así que nadie sabe cómo lucen, pero muchos concuerdan en que serían aterradores, con la piel quemada, los ojos negros y las manos llenas de sangre. Por eso ya nadie se aventura a entrar allí por la noche. Sólo lo cruzan de día. Sólo en grupos grandes.
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Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇
Historical FictionHay quienes dicen que la mala sangre se hereda, que si has nacido con un corazón negro así será para siempre, pero lo cierto es que nadie nace odiando, mucho menos deseando ver a todos a su alrededor muriendo en soledad y agonía, en el olvido, la de...