Sentado en el mesón, percibiendo los aromas mezclados del té, los bocadillos empalagosos y el incienso en la habitación, Yul pensó en que, muy diferente a lo que todos creerían, había pocas cosas que le parecieran tan desagradables al punto de darle náuseas. Tener que estar sentado en ese lugar, más específicamente esperando a los pretendientes de su hermana era una de esas cosas. Tener que aceptar casarla con uno de ellos era otra. Tenía un nudo en la boca del estómago, lo cual impedía que el reflujo pasara o quizá habría vomitado mucho antes. Sentía la presión aumentando en su cabeza, zumbando en sus oídos y llevando a desencadenar su impaciencia.
Esperó golpeteando contra su pierna suavemente su abanico cerrado.
Desde el momento en el que se cruzaron en el campo de visión del otro, todo fue examinar. Yul le había dado un vistazo rápido a sus atuendos de color purpura, su lazo rojo, un sombrero negro con cuentas de color morado, azul claro y negro y su banda de la cabeza en color negro y con esos botones dorados.
Por su parte, Song no pudo quedar más perplejo. Yul estaba vestido con un abrigo de color negro sobrepuesto en los hombros. Estaba abierto y dejaba ver el jeogori de dos colores que se difuminaban de la cintura a la cadera con un tono negro escondido debajo del cinturón blanco con bordes azules, atado por los pequeños orificios frontales con un listón blanco del que colgaba un pequeño aro de jadeíta. La prenda superior tenía el pecho de color aguamarina, desde la cadera a la pantorrilla era de color azul marino. En los brazos había un bordado blanco con forma de pequeñas ramas con hojas de arce que simulaban estar cayendo. Llevaba, como accesorios, sólo un par de pendientes no demasiado largos. En el lóbulo de la oreja se hallaban un aro pequeño, del cual colgaba un rombo alargado que no llegaba más allá de la mandíbula inferior del chico. Eran de plata, como el aro que sujetaba su trenza alta y orgullosa. Además, tenía un abanico plegable de color aguamarina difuminando a blanco en la mano derecha, el cual cerró en un movimiento al ver llegar al noble.
Sorprendentemente para Song, no era lo caro de sus prendas lo que más le había asombrado, sino el testimonio firme que estas daban para definir que aquel chico no sólo tenía gustos finos en las telas, también para su arreglo personal, y ni hablar de la serenidad que reflejaba su rostro y su voz cuando lo invitó a pasar y tomar asiento.
Aunque pareció que habían transcurrido más de cincuenta años, en realidad habían sido apenas unos segundos. Song Seok Yon estaba tan perplejo que creyó aún estar soñando.
— Lord Song Seok Yon —Comenzó Yul sirviendo el té para su invitado—, general de las fuerzas de combate de toda la región sur, desde Gangwon hasta la pequeña isla de Jeju. Sobreviviente de los combates que ha enfrentado la nación hace poco más de veinte años. —Agregó como presentación. Para Song fue una clara advertencia de que no había pasado ningún comentario suyo por alto la noche anterior, de que era un chico atento a las palabras y que evaluaría cada detalle, por mínimo que fuera. Para Jeong era una presentación del primer pretendiente de Ari. Y Yul simplemente lo había dicho porque él aún estaba allí.
— Antes de comenzar quiero agradecerle su puntualidad desde ayer. Usted no sólo fue el primero en llegar a presentarse ante mí, sino que ha sido el más educado hasta ahora. —Dejó el té frente al mayor. — Pero hasta ahí llega su ventaja frente a los demás. A partir de aquí tendrá que buscar la manera de convencerme, con razones reales, del por qué es el adecuado para desposar a mi hermana. Permítame explicarle un poco de qué se trata el procedimiento de selección. Después de anunciar que la dama está lista para casarse, los pretendientes deben ir, uno a uno y sin causar escándalos, a presentar todo lo que puedan ofrecer para convencer al hombre a la cabeza de dicha familia. Después él escogerá y se hará un anuncio público. ¿Estoy en lo correcto, Jeong? —El castaño alzó la cabeza.— Sí. Es así. —Respondió firme, pero discreto. Song lo miró sólo en ese momento.
— ¿Es él su hermano? —Yul lo miró confundido, más bien sorprendido por la simple mención.
— La bella Ari mencionó que tenía dos hermanos. —Y de nuevo Yul miró la tetera pretendiendo que estaba a punto de reír alegre.
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Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇
Historical FictionHay quienes dicen que la mala sangre se hereda, que si has nacido con un corazón negro así será para siempre, pero lo cierto es que nadie nace odiando, mucho menos deseando ver a todos a su alrededor muriendo en soledad y agonía, en el olvido, la de...