XX

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El viento silbó a través de la cortina provocándola abrir los ojos. Hacía frío y el sonido afuera era el de hojas rompiéndose al paso de los viajeros. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero por la oscuridad que inundaba el sedán adivinó que el alba no estaba cerca.

Abrió un poco la cortina y observó alrededor. Desconocía el camino hacia el famoso palacio exterior, pero estaba convencida de que no deberían estar cruzando un bosque.

— Guardia. Guardia. —Un eunuco se acercó a su ventana y ella suspiró aliviada al reconocerlo. — Chae Yeol, ¿qué es esto? ¿Dónde estamos?

— En el viejo paso del bandido rústico, mi señora.

— ¿El bandido...? —Se alarmó. — ¿Por qué nos han traído aquí?

— El guardia superior dijo que tiene órdenes de usar este camino.

— ¿Órdenes de quién?

— De la emperatriz, por supuesto, mi señora. —Ella alzó la cara.

— Mmm. —Emitió bajo. — ¿Acaso la emperatriz cruzó este camino? —Él la miró. No pudo evitar enternecerse ante su reacción un poco asustada.

— Puede estar tranquila, señora. Se le llama así porque, durante la dinastía Silla, un comerciante usurero venía por aquí para evadir a los guardias y llegar a otras provincias para vender los objetos que robaba en lo que hoy es Hanyang.

— Mj. Pero eso no responde a mi pregunta.

— La emperatriz designó el paso más seguro en estos momentos, así que ella y las otras señoras debieron pasar por aquí. —Eunyeong no se conformó con eso. Se asomó un poco más al frente para visualizar al guía. Iba, como era de esperarse, al frente. Ni siquiera miraba a su espalda una vez.

— ¿Mi hijo está bien?

— Sí, señora. Ha tardado en quedarse dormido, pero es debido a la falta de costumbre. Vio gran parte del camino durante horas.

— ¿Ya estamos cerca de la salida del bosque?

— No, señora. El bosque es extenso de este lado, así que, si seguimos a este ritmo y sin paradas largas y continuas, quizá tardemos un día y medio más en salir.

— "Un día y medio. Ja." Este lugar no me gusta nada, Chae Yeol. Adelanta el paso y quédate cerca del sedán de mi hijo.

— Sí, señora.

Apenas avanzaron unos metros más antes de que el guía anunciara:

— ¡Alto! —Todos se quedaron quietos un momento, pero después se acercaron para ver lo que los había detenido.

— ¿Debemos pasar por ahí?

Un puente colgante, que estaba en muy malas condiciones, delataba el desuso del camino, y se suponía que sería el cruce que tomarían.

— Este fue el trayecto destinado, así que debe haber un paso alterno. —Buscó en sus mangas un mapa.
— Parece haber un paso no lejos de aquí. Debemos ir hacia el este, rumbo a las montañas y cruzar una pequeña colina. No hay aldeas, pero corre un río. Si avanzamos toda la noche, podremos dejar que los caballos descansen un poco cuando el cielo esté claro, que beban agua y comamos antes de continuar. Nos dará un día más de viaje quizá. Si el clima sigue tranquilo, será sólo la mitad de tiempo. Démonos prisa. No debemos dejar que sus altezas pasen frío aquí.

Todos volvieron a sus puestos y volvieron a avanzar. Esa parada sin anuncios ni señales de que levantarían un campamento y el siguiente movimiento sólo lograron poner más nerviosa a la consorte.

Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora