𝐂𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬 𝐚 𝐒𝐢𝐧

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Ciudad de Naju, Jeolla del Sur.
Vigésimo día. Séptimo mes lunar.

Al señor Sin Woo-Ri en la posada "Seo-In". Ciudad de Andong, Gyeongsang del norte.

Mi estimado señor Sin:
Le escribo esta tercera carta desde nuestra llegada a la ciudad de Naju. Hemos pasado ya aquí tres días y la investigación avanza satisfactoriamente en cuanto a las charlas con los pueblerinos, pero es pobre en detalles sobre el asesino. Muchos han dicho que es una ciudad tranquila y que sus alrededores son seguros, sin embargo tienen comportamientos extraños cuando se menciona algo respecto a las muertes que envuelven a esta provincia.
Como recordará, la ciudad de Naju fue víctima de tres de los cuatro ataques en el sur de la provincia de Jeolla. Hemos cuestionado a las familias, pero nadie sabe decir con certeza más detalles de los que hay en los informes. Sin embargo, parece no desalentar demasiado a la gente ninguno de los eventos que nos han traído hasta aquí. Más les preocupa el calor abrasador de verano y las fuertes tormentas que azotan la noche. Además de ser sometidos por una historia de fantasmas sin sentido. Muchos aseguran la veracidad de esta, pero no pasa de ser más que rumores de campesinos ignorantes, aferrados a la idea de que existe un rencor que pasa al otro mundo y toma un cuerpo y una forma para volver a este. Hemos montado vigilancia toda la noche de ayer para dar algo de calma a la gente aquí, mas ha sido una completa pérdida de tiempo. Ni el asesino, ni un bandido, ni el supuesto espectro han hecho acto de presencia y estamos extremadamente exhaustos.
Terminaré esta carta aquí, mi señor, pues los párpados me pesan rogando por un descanso.
Veremos en los siguientes días si ocurre algo que valga la pena reportar. Todo aquí incita a una vida tranquila y nadie habla sobre bandidos en los alrededores, así que seguimos con las manos vacías.
Hasta nuestro reencuentro en la mansión Sin, mi señor.
Kim Dae Han.

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Ciudad de Hanyang, provincia Gyeonggi.
Vigésimo segundo día. Séptimo mes lunar.

A lord Sin Woo-Ri y compañía. Posada "Seo-In". Ciudad de Andong, Gyeongsang del norte.

Mi destacado señor, le escribo con gran incertidumbre estas primeras líneas:
Nos hemos encontrado con un infortunado suceso apenas llegamos.
El viaje demoró casi tres días hasta la ciudad principal. Esperábamos escuchar algunos rumores frente a lo sucedido el mes pasado, sin embargo, nos topamos frente a frente con la misteriosa muerte de un hombre de poder. Mismo que nos recibiría en su casa según el acuerdo de la investigación.
No ocurrió entre las montañas, ni siquiera cerca de los pasos que llevan a estas. Por el contrario, se suscitó en su propia mansión durante la noche previa a nuestra llegada. La criada dijo que los perros de la familia habían ladrado toda la noche, que habían estado inquietos, pero debido a la tormenta nadie prestó demasiada atención. No fue, sino, hasta que llegó la mañana, cuando sus sirvientes fueron a despertarlo, que lo encontraron. Estaba expuesto ante las puertas abiertas, denigrado en los sentidos más obscenos y siniestros, colgado en el umbral.
Aún así, nos han recibido en la mansión y hemos hecho presencia en los actos funerarios correspondientes. La viuda nos solicitó investigar también este asunto, por lo que vimos el cuerpo, mas he de confesar, mi señor, que es una imagen que no podremos elimina fácilmente de nuestra mente. Poco ha pasado desde nuestros inicios que nos haya sorprendido a este grado. Este asesinato fue, a falta de palabra más adecuada, horrible. Para nuestra mayor pena, parece que no podremos dejarlo al final, pues pudimos encontrar ciertos aspectos similares con el asesino a quien perseguimos.
Mi señor, le hago saber esto en primera instancia para contemplar la posible demora de la recolección de información.
Como segundo punto: le informo sobre algunos rumores que circulan la ciudad que, si bien, no dan respuesta a nuestros cuestionamientos, también parecen cobrar un poco de sentido en las conclusiones que le presentaré más adelante.
La gente habla sobre espectros, brujas y demonios que han vuelto de la tumba para saciar su sed de sangre con todo aquel que ose atraerlos incluso con el pensamiento, aunque no hemos sido capaces de enterarnos a fondo de las raíces de estos cuentos.
Hasta ahora, hemos sabido que se trata de un hombre sádico que, en un arrebato de cólera, asesinó a cientos de personas y fue condenado por ello. Algunos dicen que fue azotado y condenado por una mujer tras asesinar a su padre, pues ella resultó ser una bruja. Otros dicen que fue atacado por la gente del pueblo y la bruja le salvó a cambio de servirle en esta vida y en la siguiente. Se dice que su presencia se anuncia con un silbido del viento que eriza la piel, que viste una capa oscura, sucia y desgastada por su constante vagar y sobresalen vendajes que esconden su cara y sus manos, y sus ojos brillan con fuego de su ira y desesperación. Aparece en los amplios campos en las noches llenas de neblina o, comúnmente, en la espesura de los bosques, en especial en las noches más oscuras y tormentosas.
Estos son los detalles que se repiten entre boca y boca, el resto varía. Ya que fue lo primero que recibimos de esta gente, pensamos que se trataría de un hombre común disfrazado de este espectro, aprovechándose de la temporada y las fuertes tormentas nocturnas para asustar a los habitantes. Haremos guardia durante las noches y le mantendremos informado. No esperamos tener éxito de inmediato, mas enviaremos una carta cada día para que evalúen por su cuenta los eventos. Si esto se trata de demonios, entonces buscaremos también el sitio donde reside su poder, que bien podría ser el palacio imperial, pues todos hablan también sobre el gran incendio que acabó con muchas vidas como única posibilidad de crear tal ira. Los dos criados a nuestro servicio han prometido hablarnos un poco más sobre estos hechos. Le aseguro, señor, que encontraremos una u otra respuesta antes de cumplirse los siete días.
Atento y respetuoso:
Yeo Cho-Hun.

Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora