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Al llegar la noche, el centro de la ciudad estaba abarrotada de gente que disfrutaba los espectáculos, la música, la comida y las brillantes linternas de colores. Había pequeñas lanchas en el río paseando a algunos que estuvieran en condición de pagar unas cuantas monedas y se preparaban, en alguna parte, los fuegos artificiales para la noche siguiente, pero nada de esto detuvo el camino de regreso a la mansión de Sin.

Jeong y Yul tenían muy presente su prioridad de esa noche.

Tras echar un vistazo a los pasillos en penumbra, estuvieron completamente seguros de la solitaria condición de la casa y no perdieron más tiempo.

Marcharon por los senderos a las diferentes habitaciones en toda la mansión, incluyendo aquellas que pertenecían a los sirvientes, cuidando ser discretos con todo lo que movían y ordenarlo tal y como lo encontraron.

Llegando a la pieza donde Sin Gong Chul parecía disfrutar de citar al joven moreno, Jeong se encargó de cerrar la puerta por completo y evadieron la opción de encender la vela que llevaban consigo. Más que nada, porque la luna ya estaba bastante alta en el cielo y no estaban seguros de a qué hora volvería alguien.

— Este lugar me revuelve el estómago. —Tragó saliva.

— Es el último que nos falta. ¿Será posible que él sólo traiga consigo la llave y no esté aquí lo que sea que abre? —Apenado, bajó la cabeza. — Supongo que debí considerarlo antes de tomarla. —Yul lo miró. Suspiró.

— Oye, asegurarnos de eso no puede ser más pérdida de tiempo que sentarse a hablar con un montón de nobles engreídos que estuvieron fuera de posibilidad desde el comienzo, ¿no crees? Vamos. Busquemos rápido. —Señaló aun lado.
— Tú por allá y yo de este lado.

Jeong asintió. Luego se separaron.

Durante el día, con todos los ruidos que había normalmente en la casa, parecía una simple alcoba más, pero en medio de ese silencio profundo se hacían evidentes algunos sonidos. Un goteo en alguna parte, algo como gruñidos o rasguños...

— "Sólo es la madera crujiendo." —Se repetía Jeong dándose valor para no interceder para que abandonaran la pieza. — "No podemos quedarnos con la llave para siempre. Sólo es la madera."

— ¿De dónde crees que viene ese goteo?

— La casa es vieja. —Animó. Por si también estaba nervioso. — Además, hay un estanque. Me imagino que conducen el agua a alguna parte para que no se inunde toda la casa en estas temporadas.

— No son tan ingeniosos. —Jeong sonrió divertido, incluso halagado.
— ¿Escuchaste eso?

— ¿Qué? —Se le aceleró el corazón cuando no hubo más respuesta.

Yul volvió hacia la puerta y la abrió un poco. Lo suficiente para verificar los senderos cercanos. La pieza tenía a la vista la puerta principal, pero no de frente, lo que le permitía también ver el primer y segundo camino que llevaba a las piezas de los sirvientes, la cocina y el pabellón.

— ¿Qué es? No me asustes.

— No. Sigue buscando. No hay nada. Ni nadie. —No despegó su vista del camino, lo que no ayudó a tranquilizar al castaño. Finalmente, él sabía que estaban allí sin permiso y, aunque le emocionaba un poco, la sensación de miedo ante la posibilidad de ser descubiertos no había desaparecido desde que llegaron a la mansión.

Examinó los rincones con cautela.

Entonces pasó. Cruzó aquella cortina traslúcida y percibió un olor a humedad. Era frío y asfixiante por la esencia de la casa en sí misma. Había solamente unos cuantos muebles, con artículos relacionados a los bloques de tinta dentro de una caja abierta, contra el lado derecho del muro. Al lado izquierdo había un pequeño librero, cuyos espacios tenían más una forma de colmena y estaban adheridos al muro.

Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora