El bullicio había atraído la atención incluso de aquellos analfabetas que sólo miraban a hombres uniformados pegando grandes carteles. Escuchaban entre murmullos la conversación de los letrados entendiendo por partes de qué iba la situación.
— ¿Un asesino? —La mujer en la primera línea de los curiosos estaba acompañada de dos hombres. Uno era su esposo. El otro era Hyun Sik, con quién se habían encontrado por casualidad.
— Primero dicen que ha muerto. Luego dicen que es un traidor y ahora un asesino. Si mi querida señora Eunyeong viera esto…— Rin Su. —Llamó su esposo antes de que ella terminara de hablar.
— Están ofreciendo una recompensa a quien pueda dar información sobre él. Incluso la mínima. Dice aquí que ha sido depuesto y será sentenciado por el ataque al palacio central.— ¿Depuesto? ¿Qué es eso, esposo?
— Que ha sido exiliado de sus honores y dignidades como príncipe. Ya no se le considera miembro de la familia imperial.
— No pueden hacer eso.
— Sí pueden. —Byun Chanho volvió su vista al cartel. — Alguien al menos ya lo hizo.
— Mi pobre príncipe… —Se tocó el pecho. Se dio media vuelta y anunció saliendo de la multitud:
— Debo encontrarlo. —Su esposo la sostuvo del brazo.— Rin Su, este es un anuncio desde arriba.
— No me importa que sea desde los cielos incluso. Crie a ese niño junto a mi hermana. Lo vi reír y ser feliz. Él no es una amenaza, ni un asesino, ni un traidor. La asesinaron a ella y ahora quieren buscar cualquier manera para acabar con mi príncipe. Ya no soy esa jovencita tonta que sólo haría la vista de lado porque no entiende lo que sucede. ¿Quién traiciona a quién, esposo?
— Rin Su, has estado fuera de los palacios mucho tiempo. No sabes lo que ha sucedido.
— Sé lo suficiente. Desde el principio buscaron la manera de pisotear a mi señora Eunyeong, también a mi príncipe simplemente por ser su hijo. Eso no es una ilusión, esposo. Yo lo vi.
— Incluso si fue así, ¿cómo podrías asegurar que el hijo de Eunyeong es el mismo que conociste?
— Yo puedo. —Habló Hyun Sik y ambos lo miraron. — Hwan es mi sobrino. Mi hermana lo traía a casa seguido.
— Señor Jo, han pasado muchos años desde la muerte de su hermana.
— No se dejen llevar por rumores, señor Byun. Quedarse mirando como un tonto es el peor de los errores.
— Señor Jo, si mal no recuerdo, usted dijo que vino hasta aquí siguiendo el rastro de un joven. ¿Es mi príncipe acaso? —Hyun Sik desvió la mirada un momento. No los evadía, simplemente quería asegurarse de que nadie escuchara.
— Vengo desde Hanyang siguiendo el rastro de la persona que atacó los palacios. Allá todos decían haber visto a Hwan. Me niego a creerlo realmente y debo verlo. Debo verlo una vez más y saber si él es capaz de algo así. Después de escuchar lo sucedido en Yangdong hace tres días, creí que podría encontrarlo aquí o en Hahoe, o quizá en el pueblo al oeste. Si no, sólo volvería a mi casa convencido de que no es él… pero ahora es esto. Debo irme. Tengo que encontrarlo y descubrir lo que pasa antes de que lo haga alguien más. —Rin Su bajó la mirada, mientras que su esposo la volvió al cartel.
— Cuando wonja era muy joven se envenenó con las sustancias de las serpientes. —Comenzó sin dejar de mirar (figuradamente) a través de los reunidos hacia el cartel.
— La consorte Eunyeong no dudó ni un instante en mandar a llamarme para salvarlo, porque ella sabía que yo podía hacerlo. Ella sabía que yo tenía muchos más métodos para curarlo y así lo hice. Mientras wonja agonizaba, lloraba y no dejaba de preguntar por qué tenía que hacer sufrir a su madre así. Decía: le han arrebatado a mis hermanos, pero por mi propia voluntad la hago sufrir ahora. Médico Byun, ¿qué será de mi amada madre y de mi adorado padre luego de mi muerte? No tengo fuerza para soportar este martirio. Entonces le dije: la fuerza no está sólo en tu cuerpo. No está en tus habilidades externas, sino dentro de tu mente. La fuerza nace de una voluntad imposible de doblegar; si quieres morir, tendrás que hacerlo con orgullo y la cabeza en alto dejando en claro que no temes entregarte al sueño eterno; si quieres vivir, entonces también deberás alzar la cabeza y encarar a la muerte. No es que no vayas a morir nunca, pero sólo debes inclinarte a ello cuando el cuerpo ya sea inútil para ceder a tu voluntad de vivir. —Volvió su mirada a Hyun Sik.
— Sólo sobreviven en este mundo aquellos que luchan. Wonja siempre fue un guerrero. Dentro y fuera del campo de batalla. Si ha hecho esto, es seguro que tiene razones de sobra y lo ha evaluado como sabe hacer con cada situación. Señor Jo, si cree que algo cambiará por que lo encuentre usted primero, no pierda tiempo y siga su camino. Le quedan dos pueblos por recorrer y no sabemos hasta dónde se hayan dispersado los guardias imperiales que aún están con vida.
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Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇
Tarihi KurguHay quienes dicen que la mala sangre se hereda, que si has nacido con un corazón negro así será para siempre, pero lo cierto es que nadie nace odiando, mucho menos deseando ver a todos a su alrededor muriendo en soledad y agonía, en el olvido, la de...