El comunicado de las noticias se interrumpió con el estallido del barullo. La gente hablaba entre ella y lanzaban bombardeos de preguntas al joven moreno a la cabeza de la mesa. Una. Dos. Cuatro. Diez. Mil y una preguntas inentendibles le taladraron los oídos mientras trataba de poner un poco de orden de nuevo.
Para Jeong, todo parecía resonar en la lejanía. Se sentía dentro de una profunda y enorme cueva percibiendo apenas el eco de algo en alguna parte. Escuchó una campana en ese mismo murmullo, pero no reaccionó. Fue como estar en una parálisis de sueño, pero completamente despierto.
Tres repiques, una pausa y tres más. Después la voz de Yul llamando a todos a calmarse y después a exponer otras situaciones que tampoco escuchó completamente.
— "No quiero estar aquí. —Sostenía su cabeza por la frente con ambas manos. — No quería venir. No quiero ver a nadie." —Miró a las puertas de madera abiertas de par en par. El viento sacudía violentamente los árboles. Rugía colándose y produciendo eco en las paredes de piedra, pero no conseguía sacarlo de su trance.
— Jeong. —Sintió una mano sobre su hombro y sólo entonces miró. Parecía que su mente se hubiera quedado en blanco y apenas pudiera distinguir a la persona a su lado. Estaba seguro de conocer su nombre, pero no conseguía asimilar nada.
— ¿Qué pasa? —Se apresuró a inspeccionarlo, primero de un vistazo, después le tocó la frente. — ¿Te sientes mal? Luces decaído y distraído. —Jeong volvió a bajar la cabeza ocultando la irritación que volvía a sus ojos.— No pasa nada. —Era Dong Ya quien le hablaba. Le respondió en un hilo de voz y fingió bostezar.
— Sólo... no pude dormir bien.— Porque pasaron la noche fuera, ¿no? —Asintió dándole la razón. Lo rodeó con un brazo sobre los hombros y le frotó con suavidad ambos bíceps.
— Debió ser difícil. Las tormentas son muy peligrosas en la montaña, aunque no me imagino pasarlas en otro lugar. Si quieres, cuando salgamos de aquí te vas a descansar y yo me encargo del granero. —De nuevo, el castaño lo miró de reojo. Se inclinó hasta apoyar su cabeza contra el pecho de su amigo, exhausto y triste, asintiendo lento.— Sí. Gracias.
— Ya que tenemos esas posibles ventajas... —Llamó la voz de Yul retomando su discurso. Inhaló y exhaló pretendiendo que no había estado fulminando con la mirada y el pensamiento aquellos actos cariñosos entre el par ocupando las dos sillas a su lado izquierdo— Bajaremos mañana al amanecer con el fin de ser descubiertos por los guardias y hacerles despejar sus sospechas. Sólo volveremos una vez que se haya asegurado el matrimonio de Ari para llevarla, y entonces bajará también el equipo que iría con ella. Su fachada será la misma. El resto bajará con Dong Yae una vez que sea indicado. Para ello, Ari se quedará en Hanyang y su emisario traerá las noticias. Jeong y yo nos quedaremos abajo también para asegurar que la guardia sea retirada.
— ¿Qué pasará con lo que sigue en pie, Yul? ¿Aún debemos derribarlo?
— Eso llamaría demasiado la atención. El sonido bajará como un eco y alertará a todos esos guardias, y no podemos hacerlo durante las tormentas, así que... hasta nuevo aviso, todo se quedará como está ahora.
— ¿Aún debemos dispersarnos para escondernos?
— Si esto sale bien no será necesario. Se quedarán aquí para esperar el regreso de mi tío y luego bajarán para iniciar la carnicería. Tal y como estaba planeado desde el principio. —Miró con execración por el rabillo a su izquierda. Renuente, alzó la mirada hacia todos los presentes:
— ¿Queda alguna duda? —El silencio fue la negación.
— Bien, entonces terminamos ya. Hoy lloverá de nuevo, así que no olviden resguardar todo lo necesario antes de volver aquí.
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Herencia de sangre | 𝑺𝒑𝒊𝒏-𝒐𝒇𝒇
Historical FictionHay quienes dicen que la mala sangre se hereda, que si has nacido con un corazón negro así será para siempre, pero lo cierto es que nadie nace odiando, mucho menos deseando ver a todos a su alrededor muriendo en soledad y agonía, en el olvido, la de...